De izquierda a derecha: Juan Cabrerizo, Carlos Hernández, Mayte, Celia, y Marita.
Teníamos ganas de vernos y nos juntamos durante unas horas para compartir una entrañable comida. Yo no soy tangerino pero me encuentro feliz al lado de esta gente, con sus recuerdos, con sus historias y sus anécdotas. Juan eligió el restaurante, LA COMARCA DE ALISTE, un sitio encantador donde nos han tratado con extraordinaria amabilidad, amén de ofrecernos una sensacional comida donde no faltó de nada y cuya factura fue mucho menor de lo que nos esperábamos. No he parado de reírme en toda la tarde cuando alguien de los presentes comentó aquel episodio del burro y el Cine Mauritania de Tánger… Ya os lo contaré. Carlos Hernández, el creador y director de TANGERJABIBI, es una persona de esas de la que no te cansas de escuchar, un pozo de cultura y sapiencia que trata de hacerte comprender muchos episodios acaecidos en Tánger con suma paciencia en todo momento. Es también un buen negociador… Y ya no digo más.
Pero lo mejor, sin duda, ha sido el poder compartir unas horas con una gente maravillosa que adora y quiere su tierra tangerina por encima de todo. Lo que más valoro en esta vida es aprender y hoy os puedo garantizar que he aprendido muchas cosas acerca de Tánger y también acerca de la vida misma. No sabéis cuánto os admiro y qué sana envidia me dais cuando escucho el relato de vuestros recuerdos de infancia y mocedad en Tánger. Ahora comprendo por qué Tánger fue esa ciudad abierta a todos y donde nadie nunca se sintió extranjero, con independencia de sus creencias e ideas. Vuestra educación, vuestro respeto y vuestro saber estar me recordaron aquellas palabras que un maestro de Galilea pronunció hace ya dos milenios: En esto reconocerán que sois mis discípulos. Efectivamente, por todos vosotros se reconocerá siempre lo que significó Tánger para la pacífica convivencia entre las personas. Para mí, es todo un lujo el hecho de poder compartir una velada con todos vosotros. Os doy las gracias por todo lo que he aprendido.
Les entiendo porque a mi también me tira mucho mi tierra cuando estoy lejos. Los gallegos somos morriñosos y tenemos una forma de vivir diferente y, sobre todo, sentimos mucho nuestra tierra, nuestro olor a mar y a hierba mojada.
Besos
Pues es lo mismo, querida Amalia. Supongo que así será… Al menos, ellos no paran de contar recuerdos e historias. Y a mí me encanta oírles, como a vosotros.
Hablando de Galicia: Son, ahora mismo las 21.16. Si el terrible viento que está soplando ahora en Madrid es un simple resíduo de lo que acontece en Galicia por el temporal, por favor no salgas de casa esta noche. Es realmente extraordinario.
Besos, muchos besos.
PD: «…No importa lo que algo dure, en realidad, hay cosas que se mueren aunque continúen en movimiento y otras que, en una tarde, te marcan para toda la vida…»
¿Dónde habré aprendido yo esta frase tan genial? Gracias, Amalia
LEITER
No salí, pero el viento nos arrasó, y nos limpió…
Gracias, leiter.
besos