En el enlace al vídeo que hoy os dejo podemos escuchar una sensacional interpretación de Schelomo, rapsodia hebraica para violoncelo y orquesta, del compositor suizo Ernest Bloch. La versión corre a cargo de Mstislav Rostropovich y la Orquesta Nacional de la ORTF Francesa dirigida por Leonard Bernstein. Esta misma grabación se encuentra disponible en el sello EMI (Ref 17597). La obra arranca con la intervención solista en un estilo casi improvisado y con una discreta participación de la orquesta. Luego de interpretar el solista una breve cadencia, la orquesta arranca para ofrecer una serie de motivos rítmicos. Tras una nueva cadencia, el óboe salmodia un canto popular judío que el compositor escuchó a su padre y que es repetido por solista y orquesta dentro de una atmósfera de mágico encantamiento. Después de un ascenso progresivo de tensión, la incandescencia se va atenuando y se llega así a la última sección de la obra en donde el ritmo precedente es martilleado suavemente por los timbales. La obra concluye en el registro grave del violoncelo en medio de una gran discreción e interioridad. Compuesta en 1916, Schelomo se inspira en la personalidad y pensamiento del rey Salomón tal y como aparece en el libro del Eclesiastés (Qohelet). Bloch pretendió escribir la obra sobre un texto hebreo, aunque tuvo que desistir por no conocer bien la lengua. La idea del violoncelo le fue sugerida por el violoncelista Alexandre Barjanski. Toda la obra parece evocar la primera frase del libro del Eclesiastés: Vanitas vanitatum et omnia vanitas. Debido a su interés, recomendamos encarecidamente la audición completa de esta obra mediante los enlaces a su segunda y tercera parte.
La capacidad del folklore para ser motor de posiciones de vanguardia fue sin duda introducida por Stravinski, aunque ni mucho menos fue el único compositor que lo desarrolló en un grado excelente. Tanto Bela Bartok como Zoltan Kodaly realizaron una enorme labor de prospección del folklore húngaro que servirá de base a muchas de sus obras. En otros lugares, la influencia de Stravinski respecto a lo folklórico se dejó sentir en la obra del polaco Karol Szymanowski y del rumano Georges Enescu dentro de una estructura compositiva del todo neoclásica. Un efecto especial de nacionalismo stravinskiano fue el que se produjo sobre el helvético Ernest Bloch, no porque revele la fuerza de un componente popular alpino, sino desde la raíz judía mediante el uso de temas propiamente hebraicos.
Ernest Bloch nació en Ginebra el 24 de julio de 1880 e inició sus estudios de violín con Ysaye para más tarde ampliar su formación musical en Bruselas, Frankfurt, Munich y París. Luego de estudiar armonía y contrapunto con Dalcorza, en 1904 Bloch regresó a Ginebra y unos años más tarde dirigió conciertos en Neuchâtel y Lausana para posteriormente ejercer la docencia en el Conservatorio de Ginebra de 1911 a 1915. Un año más tarde, Bloch partió para los EEUU y allí trabajó como profesor en Nueva York al tiempo que fundó un instituto de música en Cleveland. Desde 1925 a 1930 fue director del Conservatorio de San Francisco y poco después regresó a Suiza para dedicarse por entero a la composición. Sin embargo, la tensa situación política vivida en Europa a finales de los años treinta condicionó que Bloch retornase definitivamente a los EEUU en 1938. Allí siguió componiendo en un estilo decididamente neorromántico aunque con puntuales incursiones en la atonalidad. Finalmente, Bloch falleció en Portland, Oregón, el 15 de julio de 1959.
Si bien a primera vista Bloch puede parecer un músico cosmopolita y sin raíces — nació en Suiza; estudió en Bélgica y Alemania; residió en Ginebra, París y Roma; y se estableció finalmente en EEUU — mantuvo siempre su constante identidad judía. Sintió fascinación por los ritos y costumbres judíos tradicionales, utilizando con frecuencia cánticos y melodías judías en algunas de sus composiciones de igual forma en que otros compositores cristianos se sirvieron del canto llano. Bloch tuvo su momento más álgido como compositor durante las décadas de los años treinta y cuarenta del siglo pasado, llegándosele a comparar con Sibelius. Hoy en día su obra sufre un injusto olvido pese a que buena parte de la crítica le considera uno de los creadores más interesantes de música no experimental de todo el siglo XX. Sirva desde aquí nuestro humilde homenaje a su figura.
Excelente este video donde se puede ver a Lenny con barba; hay muy pocos en YouTube de estos.
Y maravillosísima obra la de Bloch (que nunca había escuchado), unos arranques impresionantes y unas partes solistas hermosas (prefiero siempre un concierto de violoncelo antes que uno de violín, salvando algunas excepciones, claro). Aunque un poco desconcertante el final; si te agarra distraído…
Interesante la comparación con Sibelius, que, a propósito, cada vez me gusta más… y creo que tampoco se le da un justo reconocimiento, creo yo.
Abrazos!
Buenísima obra, Frank. Estaba seguro de que te iba a gustar tratándose de Bernstein.
Por cierto, me he acordado de ti escuchando este fragmento de una obra de Ligeti. Por favor, no se lo pierdan. Del todo original (Simon Rattle finge enfadarse con todo el mundo, público incluido)
Un abrazo, Frank
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Por favor! No sé porqué todo el mundo está emocionado con esa obra de Ligeti! Hace poco la NY Phil, ahora la Berliner… en el Colón la están presentando esta temporada.
Y en cuanto a Rattle… ahora que está más viejo se ha vuelto un poco más entrañable jaja… de todos modos, mi «no-preferencia» por Rattle es un tanto injusta y viene dada solo por una horrible versión de la Segunda de Mahler… capaz que en otras cosas le va mejor…
A propósito de la Segunda, creo que ya lo dije, pero la mejor versión que he escuchado es la de un viejo cuyo apellido se escribe algo así como Tennsdet (o algo así)… pero no recuerdo la orquesta…
Klaus Tennstedt y la London Philharmonic. Un gran mahleriano, sin duda. La temporada proxima hablaremos de él.
Rattle es un director que provoca odios y adhesiones a partes iguales. Pero es un gran director, con independencia de gustos. Estar al frente de la Berliner y haber sido renovado hasta 2018 no lo consigue cualquiera. Hay que ser muy bueno para ello, ya que estamos hablando del cargo musical más importante de Alemania y, por ende, del mundo.
Un abrazo, Frank
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otra afavor de rattle: lo que hizo en birmingham con su sinfónica, llevándola a un alto nivel.
además, la coetaneidad tira, ¿vieron?
rattle, 1955, yo, 1952…
si picasso decía «compren a sus contemporáneos», porque no «escuchen a sus contemporáneos».-
De veras, amigo Hugo, que yo he cambiado mucho mi actitud hacia Rattle de un tiempo a esta parte. Y para mejor, que conste
Un abrazo
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Saludos. Me paso de nuevo por este bar de copas para desearos feliz semana santa con un artículo que he publicado en mi blog referente a unas grabaciones muy especiales de las Pasiones bachianas.
Ah, una pregunta: supongo que en este bar estará también prohibido fumar, ¿no? Es que me molesta el humo. Si no os hablo desde la puerta.