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 Este video que os sirvo de enlace contiene la audición la la Gymnopedie nº3 de Erik Satie orquestada por Claude Debussy — contra lo que se afirma en el propio vídeo, es la nº3 de la serie, no la nº1 — probablemente una de las creaciones musicales más bellas y melancólicas de toda la historia de la música. Satie compuso estas tres breves piezas para piano y cualquiera que tenga unos mínimos conocimientos musicales puede ejecutarlas sin mayores dificultades. Lo que resulta asombroso es comprobar como el genio de Claude Debussy orquestó estas simples bagatelas para piano de forma tan magistral, sacando de ellas todo el jugo musical que sin duda encierran. Para que vosotros mismos podáis comprobarlo, también os facilito el enlace a la versión original compuesta para piano de Erik Satie. La máxima de Erik Satie,  polémico y peculiar compositor francés de principios del siglo XX, era la de escribir música con la mayor economía de medios posible; intentar dibujar la mayor expresividad con los mínimos recursos. Sin duda, por lo menos en lo que respecta a esta obra — Trois Gymnopédies — Satie lo consiguió. Las propias palabras del compositor con respecto a dicha obra son bien elocuentes: –«Composición de estructura diáfana, austera, desnuda, en la cual las melodías tristes, con una atmósfera de vaga melancolía, dan vueltas como hojas cayendo en otoño» —

 Hace ya muchos años, quien esto escribe estaba atravesando por un período de notables dificultades tanto laborales como meramente anímicas. Me di cuenta de que la soledad espiritual puede ser a veces tan cruel como para que te replantees tu propia trayectoria personal como ser humano; son esos momentos críticos donde todo lo que te rodea se desmorona como un castillo de naipes, dejándote al borde de un abismo existencial del que sólo aciertas a ver el infinito pozo que parece predestinado a tu desgraciado devenir humanístico. Te das cuenta de que tus sueños, tus ilusiones, tus propósitos y tus enmiendas se precipitan irremediablemente hacia el vacío de la realidad más tangiblemente dura. Sólo la música me consolaba; pero nunca fui un buen compositor, más bien, nunca fui un buen músico. Fue entonces cuando decidí que la música acompañaría mi vida pero que jamás sería mi novicia. Sería, simplemente, mi amiga. Os aseguro que desde que tomé esa decisión, he aprendido de música mucho más de lo que me hayan podido enseñar en las instituciones académicas al uso, que no es poco. Aún así, sigo siendo un completo ignorante: Sigo llorando en silencio cuando escucho o leo la partitura de la Sinfonía nº41 de Mozart y soy consciente de mis limitaciones intelectuales.

 En aquellas sobremesas, donde un hecho tan simple como la siesta suponía toda una confortable desconexión con el mundo que me rodeaba, solía escuchar esta breve pieza de Satie, la Gymnopedia nº3 orquestada por Debussy, cabecera musical de un magnífico programa que a esas horas emitía RNE-2, hoy Radio Clásica. Esta música me traspasaba el corazón y me sumía en un estado de profunda melancolía pero, también, parecía querer transmitirme: Mira qué guapa estoy y no me dices nada…

 Espero que esta breve y sencilla pieza os cautive tanto como a mí me sedujo. Recomiendo su audición en un día lluvioso… Quizás os vuelva más melancólicos pero también os hará sentiros mejores personas. De eso estoy seguro.