Katia (Bayona, 11 de marzo de 1950) y Marielle (Bayona, 6 de marzo de 1952), estudiaron piano con su madre, Ada Cecchi, quien había sido alumna de Marguerite Long, desde los tres y los cinco años de edad respectivamente. Ambas logran ser admitidas en el Conservatorio de París en 1965 y se ponen bajo la tutela de Lucette Descaves. Tres años más tarde obtienen un primer premio que las impulsa a ampliar estudios con Habeau en lo relativo al repertorio de dos pianos. Después de haber realizado una excepcional grabación discográfica de la versión para dos pianos de la Rhapsody in Blue de Gershwin, obtienen una extraordinaria fama en el mundo musical francés y desde entonces actúan a dúo o junto a los percusionistas Jean-Pierre Drouet y Sylvio Guarda. Katia, en particular, también suele interpretar obras de jazz.
Las hermanas Labèque han conseguido desde entonces labrarse una merecida fama y reputación a lo largo del mundo con sus versiones para dos pianos ó piano a cuatro manos y consecuentemente han actuado acompañadas de las mejores orquestas del mundo — Filarmónica de Viena, Concertgebouw, Sinfónica de Chicago, Sinfónica de Boston, Staatskapelle Dresden, Filarmónica de Berlín, Filadelfia… — y al mando de los más distinguidos directores, como Metha, Rattle, Dudamel, Dutoit, Elliot Gardiner o Tilson-Thomas. A nivel de recital han intervenido en los festivales de Berlín, Lucerna, Tanglewood, Salzburgo, BBC Proms y Edimburgo. Muchos compositores de música contemporánea han colaborado con ellas e incluso les han encargado alguna obra, como Boulez, Messiaen, Berio y Ligeti. Conscientes de su trascendencia en el mundo de la interpretación compartida del piano, las hermanas Labèque han encargado verdaderas joyas musicales, como dos pianos Silbermann con diseño de mediados del siglo XVIII con el que suelen interpretar música de la era barroca. De los actuales intérpretes musicales franceses de música culta, puede afirmarse con rotundidad que las hermanas Labèque han alcanzado una consideración y un nivel de popularidad que está muy por encima del resto de sus colegas. Con diferencia, son la pareja de pianistas más famosas en la actualidad del mundo de la interpretación.
En 1990 se presentaron en Madrid con un programa más o menos convencional y consiguieron cautivar a un público que aún tenía ciertas reservas para este tipo de género musical de pianos solidarios. Desde entonces han actuado con las principales orquestas españolas y en 2008 iniciaron una aproximación a la música autóctona española mediante su colaboración con la cantaora Mayte Martín. Su repertorio abarca desde la música barroca hasta la más novedosa música de nuestro tiempo, sin dejar de lado otros géneros musicales como el jazz o el ragtime. Desde 1986 suelen producir sus grabaciones discográficas para su sello KML RECORDINGS.
De entre el repertorio discográfico de las hermanas Labèque podemos señalar sus versiones de obras de Bach, Bernstein, Brahms, Poulenc, Ravel, Saint-Saëns, Satie, Schubert y Stravinski. Nuestro humilde homenaje a estas magníficas pianistas.
Como te prometí, vine a la barra por mi «ronda Labèque». Sin duda tus afirmaciones corresponden a la realidad. Ambas hermanas se han enfocado a una combinación interesantísima y con un fértil repertorio, como es el dúo de pianos, y lo han hecho con excelencia. De Katia recuerdo también su amistad con Sting, reflejada en sus versiones para voz y piano de Shape of my Heart y Moon over Bourbon street, ambas canciones del cantante británico, el cual mencionó por su parte el estímulo recibido de Katia Labèque para ingresar al mundo musical de John Dowland (plasmado en el inusual disco Songs from the Labyrinth). Según Sting, Labèque le habría dicho que su voz de tenor “cruda y sin educación formal” calzaba muy bien con ese repertorio isabelino. Como sea, el punto es la capacidad de influencia que demuestran estas artistas francesas. Felicitaciones por la entrada, Leiter!
Empezaron como una novedad más bien exótica y acabaron por convertirse en unas reconocidísimas intérpretes y difusoras de una música a veces no tan bien conocida. Además, por lo que cuentan por ahí, son unas muchachas excelentes. ¿Qué más se puede pedir?
Un abrazo, Joaquín
LEITER