El lado más humano de Montserrat Caballé
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Si hay un aspecto que desde siempre ha caracterizado a Montserrat Caballé, aparte de los meramente artísticos, es una desbordante humanidad que dista mucho de la actitud distante de otras grandes figuras de la escena lírica mundial.
Colaboró con diversas asociaciones benéficas, Montserrat Caballé fue embajadora de la UNESCO y patrocino una fundación de ayuda a los niños necesitados de Barcelona.
Consciente en todo momento de las múltiples dificultades que implica abrirse paso en el mundo de la lírica, Montserrat Caballé resulta especialmente cercana y afable en el trato con jóvenes promesas que aspiran a ocupar un puesto de relevancia en la interpretación operística. Pero es que además, Montserrat Caballé hizo gala de un sentido del humor difícilmente comprensible para quienes han lidiado con otras figuras cuyo comportamiento adolece de las más encaprichadas manías que genera el divismo.
Detrás de esa voz tan maravillosa e inconfundible, se esconde un personaje cuyos ojos sólo desean buscar los aspectos más positivos y joviales de la vida. No hay entrevista suya que no genere abiertas sonrisas –«¿Hay algo peor que lanzar un gallo en La Scala?» — le preguntaron en una ocasión. La respuesta no se hizo esperar: –«¡Claro! ¡Por supuesto! Lanzar dos…»– Tal vez esa entrañable simpatía personal sea el mágico envoltorio de una voz que no sólo emociona al ser escuchada, sino que además seduce y enamora como ninguna otra.
Un poco de la biografía de Montserrat Caballé
María de Montserrat Viviana Concepción Caballé i Folc nació en Barcelona el 12 de abril de 1933 y murió el 6 de octubre de 2018. Conoció una infancia muy complicada en plena Guerra Civil Española.
Desde muy niña demuestra una especial sensibilidad por el canto y alterna sus primeras nociones musicales con un empleo en una fábrica barcelonesa de pañuelos.
Por mediación de su tío, Montserrat logra ser apadrinada por la familia Bertrand y obtiene un aparato de radio y un piano para poder estudiar.
Ingresa entonces en el Conservatorio del Liceu y se pone a las órdenes de los profesores Pere Vallribera, Eugenia Kemeny, Napoleone Annovazzi y Conchita Badía.
Es entonces cuando decide centrar su repertorio en el de soprano lírica, aunque también comienzan las dificultades: Parecía una firme candidata para obtener el premio del Conservatorio cuando en pleno examen sufre un desmayo y ha de darse por finalizada la prueba… Sin embargo, consigue debutar en Reus y en Valencia.
Posteriormente parte para Roma y allí se encuentra con la decepción de un agente que le aconseja que vuelva a España «para ser una buena madre y esposa». Las cosas se ponen muy feas cuando un estimulante proyecto de cantar en el Maggio Musicale Fiorentino se viene abajo por falta de subvención.
Con todo, Montserrat parte para Suiza y paulatinamente logra interpretar papeles protagonistas de óperas de Mozart, Wagner y Richard Strauss.
Un gran éxito le sucede en 1959, cuando asombra al difícil público de Viena cantando Salomé en la Staatsoper y por ello obtiene la medalla de la institución a la mejor cantante de Strauss en esa temporada.
La carrera de Montserrat prosigue por Alemania durante tres años en los que consigue aprender un extenso y variado repertorio que de tanto le serviría en su posterior consagración como primera figura mundial de la lírica. En esos años también se produce su debut en La Scala y en Ginebra bajo las órdenes del director Ernest Ansermet.
Un momento culminante de su carrera se produce el 7 de enero de 1962, cuando debuta en el Liceu como Arabella y obtiene un rotundo éxito de público y crítica. Ese mismo año conoce al que posteriormente será su marido, el tenor Bernabé Martí, quien renunció a su más que prometedora carrera para convertirse en el mentor de Montserrat, con quien se casaría el 16 de julio de 1964 en el Monasterio de Montserrat.
El 20 de abril de 1965 se produce un hecho crucial para el desarrollo de la carrera artística de Montserrat: A última hora acepta sustituir a Marilyn Horne en el Carnegie Hall neoyorquino en un inédito rol belcantista de Donizetti.
La difícil y arriesgada apuesta se salda con un memorable éxito — el público aplaudió entusiasmado durante más de siete minutos tras la interpretación del aria Com´e bello de Lucrezia Borgia — hasta el punto de que al día siguiente el New York Times publica en portada un histórico titular: CALLAS + TEBALDI = CABALLÉ.
Había nacido un mito.
Montserrat alterna su repertorio tradicional con la incorporación de nuevos títulos de Donizetti — un compositor muy olvidado y marginado en aquella época — y los éxitos se suceden durante ese mismo año y el siguiente con memorables actuaciones en Nueva York, Barcelona, Madrid, Venecia, Hamburgo, Aix-en-Provence…
El 22 de diciembre de 1965 debuta en el Metropolitan a las órdenes de Georges Prêtre y pocos días después en Filadelfia junto a Franco Corelli, con quien tuvo sus más y sus menos a lo largo de la representación de Andrea Chénier.
Ese mismo año participa en el concierto de despedida del viejo Metropolitan y unos días más tarde incorpora, también en Nueva York, el que a su propio juicio ha sido el rol más difícil de toda su carrera: Imogene de Il pirata de Bellini. Este peligroso papel también lo cantará en el Maggio Musicale Fiorentino, Filadelfia, Cincinnati, Barcelona y Catania, entre otras ciudades.
En 1966 recibe la Medalla de Oro del Liceu tras haber seducido al público catalán mediante unas antológicas versiones de Il trovatore, Tannhäuser y Tosca. A partir de la temporada 1968-1969, las apariciones de Montserrat en el Liceu provocan el colectivo delirio: En un sólo año consigue cantar allí Robert Devereux, Manon Lescaut, Maria Stuarda y Tannhäuser, algo realmente impresionante.
Caballé consiguió también en aquellos años afianzarse en el Metropolitan con un repertorio basado en Verdi y Puccini.
Logra de igual manera seducir al público de Verona con una histórica representación de Don Carlo, con Plácido Domingo como compañero. Pero es en 1970 cuando ofrece en el Liceu su primera actuación como Norma en una velada que resultó apoteósico y que también significó el inicio de su colaboración artística con un jovencísimo Josep Carreras.
Con este rol, Montserrat triunfó a lo largo y ancho del mundo, desde La Scala hasta el Bolshoi. Añade nuevos títulos belcantistas a su repertorio y mantiene un ritmo de trabajo del todo insostenible que empieza a provocar serios problemas de salud. Aún así, su carrera prosigue triunfal por todos los coliseos operísticos del mundo alternando el repertorio belcantista con el género verista y lo más selecto de la ópera alemana de Wagner y Strauss.
En 1984 arrasa en el Carnegie Hall y en la Ópera de París, siendo dos años más tarde nombrada Comendadora de las Artes y las Letras Francesas por el gobierno galo. Por estas fechas, Montserrat disminuye su actividad operística y se centra más en los recitales, ya sea acompañada por orquesta o por piano.
En 1985 ha de ser intervenida en Nueva York como consecuencia de un tumor cerebral y aquella contrariedad pasó casi desapercibida para la opinión pública. Recibe el cariñoso homenaje de la ciudad de Madrid en 1988, al cumplirse los 25 años de su debut en el Teatro de la Zarzuela y cuatro años más tarde interviene en la grabación de un disco de música ligera, junto con Freddy Mercury, que constituiría la canción oficial de los Juegos Olímpicos celebrados en Barcelona en 1992.
Su actividad, con toda lógica, ha ido reduciéndose con el inevitable paso de los años. Actualmente, dirige y coordina la actividad de la que es posiblemente su más fiel sucesora, su propia hija Montserrat Martí, con quien ha compartido escenario en más de una ocasión.
Sus Canciones
Una de las mayores virtudes de Montserrat Caballé ha sido la extraordinaria versatilidad de su repertorio.
Su voz de soprano lírica se ha prestado con cierta facilidad a los roles más ligeros y también a otros de mayor potencia. De este modo, supo abrirse un amplio abanico de posibilidades que en los primeros años centró especialmente en los roles belcantistas, contribuyendo a rescatar muchos olvidados títulos de compositores como Rossini, Donizetti o Bellini.
Sin embargo, Montserrat Caballé no se limitó a este tipo exclusivo de repertorio, sino que se introdujo también en Verdi y el verismo. También resultó muy acertada su incursión en Wagner y en la ópera francesa. El excepcional fraseo de la Caballé y su imponente capacidad para el fiato — con sus famosos hilados de notas en pianissimo — fueron también aplicados a óperas que habrían requerido otro tipo de canto más robusto pero que desde entonces mostraron nuevas posibilidades bajo la óptica imprimida por Montserrat.
Su voz es todo pureza, técnica y potencia, como así lo demuestra el que haya interpretado hasta más de 100 roles distintos de óperas a lo largo de su carrera. Su sensibilidad como intérprete está fuera de toda duda y su fiel lectura a la línea del canto ha evitado que cayera en histrionismos propios de otras cantantes con menores recursos técnicos.
Sus compositores predilectos han sido Mozart, Haydn, Richard Strauss y Wagner, a quien define como «avasallador, detonante y vendaval pero que sin embargo mueve al sentimiento más desnudo en sus más íntimos momentos». El secreto de su prolongada trayectoria artística reside exclusivamente en «llevar una vida sana, estudiar y perseverar en aquello que se desea».
Sigue sintiendo un peculiar nerviosismo cada vez que salia al escenario y se apoyó mucho en su fe en Dios. Confesaba no cantar en la ducha «para no molestar a los demás, aunque en ocasiones tararea algo para sí».
Sus óperas predilectas y con las que más a gusto se ha sentido
Madame Butterfly, La traviata, Salomé y Tristán. Por contra, siempre tuvo la espina de no haber podido cantar nunca por diversas circunstancias Elektra.
De no haberse dedicado a la ópera le hubiese gustado ejercer como enfermera y lleva con dignidad el hecho de que María Callas la designase como su sucesora.
Para poder triunfar en el mundo de la ópera, Montserrat recuerda que ella misma estuvo cantando durante diez años por toda Europa hasta que llegó el momento clave de sustituir a Marilyn Horne en Nueva York. Por eso piensa que para triunfar «hay que estar en el lugar adecuado y en el momento adecuado. Además, es importante cantar en aquellos centros en los que actúas hoy y mañana eres famosa». Admite que el día en que decida retirarse completamente de los escenarios lo hará con discreción y sin que nadie se entere. Ahora bien, «mientras que la voz funcione y los teatros se llenen ahí seguiré».
Mediados de 1986: Montserrat Caballé ofrece un fabuloso recital en el Teatro Real de Madrid acompañada por el llorado Miguel Zanetti.
Es posiblemente uno de los eventos musicales más emotivos y bellos que jamás haya presenciado, llegando al éxtasis cuando cantó el Oh mio babbino caro.
Tras finalizar el recital, nuestro melómano grupo va «a la caza y captura» de Montserrat en las proximidades de su camerino. Lidera el grupo Joaquín, uno de los mejores profesores de estética musical que he tenido nunca.
Llegamos al camerino y allí está Montserrat, sonriendo a todo el mundo y feliz por el incontestable éxito obtenido. Montserrat sabe que en Madrid se la quiere como en ningún otro sitio, quizás con la excepción de Barcelona. Mi profesor Joaquín me guiña el ojo y se pone a dialogar con Montserrat: –«Dama… Quisiera comentarle algo sobre el recital de hoy… Pero es que no me atrevo a decírselo»– Montserrat abre los ojos como platos y contesta: –«¿Qué es? ¿De qué se trata?»– Mi profesor Joaquín se hace el serio: –«Verá dama… Es que yo quisiera decirle algo que sé que nunca le han dicho en ninguna parte…»– Montserrat pone cara de interrogación: –«Nada, nada, usted me dirá. Estoy preparada para cualquier cosa…»– Empieza a sonreír con fuerza y mi profesor que sigue: –«Es que… Es que lo que le tengo que decir nunca se lo han dicho…»– Montserrat se sigue riendo y añade: –«¡Pero, hombre, no me deje usted intrigada! ¡Dígamelo ya!»– En ese instante, Joaquín sonríe también y por fin añade: –«Dama, tiene usted la VOZ MÁS PRECIOSA DEL MUNDO…»– Las carcajadas de Montserrat duraron más de cinco minutos. Incluso llegó a agarrarse del brazo del profesor Joaquín ante su incontenible risa ¡Cuántas veces le habrán dicho a Montserrat esa misma frase a lo largo de su carrera!
Producción discográfica de Montserrat Caballé
(Los distintos enlaces que vienen a continuación no tienen porqué corresponderse con la versión señalada, aunque sí con la obra citada):
- Fragmentos de zarzuelas de Francisco Asenjo Barbieri, acompañada al piano por Miguel Zanetti (VIDEO ARTISTS 4463);
- Norma de Bellini, junto a Cossotto, Domingo y Raimondi, y la Filarmónica de LOndres dirigida por Carlo Felice Cillario (RCA 286502);
- Il Pirata de Bellini, junto a Rafanelli, Trama y Baratti, y la Orquesta del Mayo Florentino dirigida por Franco Capuana (OPERA D´ORO 7061);
- I Puritani de Bellini, acompañada por Hamari, Kraus y Elenkov, y la Philharmonia Orchestra dirigida por Riccardo Muti (EMI 09149);
- Mefistofele de Arrigo Boito, junto a Pavarotti, Freni y Condo, y la Orquesta Filarmónica Nacional dirigida por Oliviero de Fabritiis (DECCA 425102);
- Adriana Lecouvreur de Cilea, junto a Carreras, Fortunato y Cossotto, y la Sinfónica de la NHK de Tokio dirigida por Gianfranco Masini (GALA 527);
- Anna Bolena de Donizetti, junto a Del Bosco, Zilio y Obraztsova, y la Orquesta de La Scala dirigida por Giuseppe Patané (MYTO RECORDS 61324);
- Lucrezia Borgia de Donizetti, junto a Kraus, Iacopucci y Brunetti, y la Orquesta de la Ópera Italiana RCA dirigida por Ionel Perlea (RCA 6642);
- Roberto Devereux de Donizetti, junto a Carreras, Sardinero y Philippe, y la Orquesta del Capitolio de Toulouse dirigida por Julius Rudel (GALA 528);
- Maria Stuarda de Donizetti, junto a Duval, Torres y Delcampo, y la Orquesta del Liceu dirigida por Reynald Giovaninetti (LIVING STAGE 1056);
- Lucia di Lammermoor de Donizetti, acompañada de Ramey, Carreras y Murray, y la New Philharmonia Orchestra dirigida por Jesús López Cobos (PHILIPS 426563);
- Andrea Chénier de Umberto Giordano, junto a Pavarotti, Ludwig y Krause, y la Orquesta Filarmónica Nacional dirigida por Riccardo Chailly (DECCA 410117);
- Selección de arias de óperas de Gounod, acompañada por la New Philharmonia Orchestra dirigida por Reynald Giovaninetti (DG 673302);
- Colección de tonadillas de Granados, acompañada por Miguel Zanetti (RCA 62539);
- Giulio Cesare de Haendel, junto a Estes, Tourangeau y Paskalis, y la Orquesta de la Sociedad Norteamericana de la Ópera dirigida por Arnold Gramm (GALA 551);
- Cleopatra de Massenet, acompañada de Flocchi y Montserrat Martí, y la Mediterraneo Unito Orchestra dirigida por Miquel Ortega (COLUMNA MÚSICA 203002);
- La Vierge de Massenet, acompañada de Montserrat Martí, Chiara Angella y Zapparoli, y la Orquesta Sinfónica del Festival de Pascua dirigida por José Collado (KULTUR VIDEO 4364);
- Manon de Massenet, junto a Alexander, Quilico y Cosenza, y la Orquesta de la Ópera de Nueva Orleans dirigida por Knud Andersson (VAI AUDIO 1137);
- Canciones negras de Montsalvatge, junto a Alexis Weissenberg (EMI 67681);
- Las bodas de Fígaro de Mozart, junto a Bruscantini, Beni y Domínguez, y la Orquesta de la Ópera Cívica de Dallas dirigida por Nicola Rescigno (GALA 803);
- Don Giovanni de Mozart, junto a Kmentt, Randall y Kuntz, y la Orquesta del Teatro Nacional de San Carlos de Lisboa dirigida por Michael Gielen (MELODRAM 60013);
- Cossì fan tutte de Mozart, junto a Cotrubas, Baker y Gedda, y la Orquesta del Covent Garden dirigida por Sir Colin Davis (PHILIPS 422542);
- La Gioconda de Ponchielli, junto a Del Carlo, Pavarotti y Ghiaurov, y la Orquesta Filarmónica Nacional dirigida por Bruno Bartoletti (DECCA 425502);
- La bohème de Puccini, junto a Milnes, Domingo y Blegen, y la Sinfónica de Londres dirigida por Sir Georg Solti (SONY 757902);
- Madama Butterfly de Puccini, junto a Ausensi, Regal y Rico, y la Sinfónica de RTVE dirigida por Gianfranco Rivoli (OPERA D´ORO 1284);
- Manon Lescaut de Puccini, junto a Domingo, Sardinero y Mangin, y la New Philharmonia Orchestra dirigida por Bruno Bartoletti (EMI 64852);
- Tosca de Puccini, junto a Murray, Elvin y Ramey, y la Orquesta del Covent Garden dirigida por Sir Colin Davis (PHILIPS 438359);
- Turandot de Puccini, junto a Pears, Sutherland y Pavarotti, y la Filarmónica de Londres dirigida por Zubin Metha (DECCA 414274);
- La donna del lago de Rossini, junto a Bonisolli, Bottazzo y Washington, y la Sinfónica de la Radio de Turín dirigida por Piero Bellugi (OPERA D´ORO 1206);
- Il turco in Italia de Rossini, junto a Ramey, Palacio y Berbié, y la Orquesta Filarmónica Nacional dirigida por Riccardo Chailly (SONY 37859);
- Elisabetta, reina de Inglaterra de Rossini, junto a Jenkins, Benelli y Carreras, y la Sinfónica de Londres dirigida por Gianfranco Masini (PHILIPS 432453);
- Les Danaides de Salieri, junto a Martin, Truand y Trabucco, y la Sinfónica de la Radio de Italia dirigida por Gianluigi Gelmetti (DYNAMIC 489);
- Selección de lieder de Schubert, junto a Miguel Zanetti (RCA 23675);
- Agnese di Hohenstaufen de Spontini, junto a Streda, Prevedi y Guelfi, y la Sinfónica de la Radio de Italia dirigida por Riccardo Muti (OPERA D´ORO 1187);
- Salomé de Richard Strauss, junto a Resnik, Milnes y Lewis, y la Orquesta Sinfónica de Londres dirigida por Erich Leinsdorf (SONY 757911);
- Arabella de Richard Strauss, junto a Nimsgern, Domínguez y Miljakovic, y la Sinfónica de la Radio Italiana dirigida por Wolfgang Rennert (OPERA D´ORO 1282);
- Selección de lieder de Richard Strauss, acompañada por la Orquesta Nacional de Francia dirigida por Leonard Bernstein (DG 477591);
- Aida de Verdi, junto a Ghiaurov, Domingo y Cossotto, y la New Philharmonia Orchestra dirigida por Riccardo Muti (EMI 567613);
- Don Carlo de Verdi, junto a Verrett, Raimondi y Milnes, y la Orquesta del Covent Garden dirigida por Carlo Maria Giulini (EMI 567401);
- Ernani de Verdi, junto a Prevedi, Glossop y Fiorentini, y la Sinfónica de la RAI de Milán dirigida por Gianandrea Gavazzeni (OPERA D´ORO 7051);
- Giovanna d´Arco de Verdi, junto a Domingo, Milnes y Lloyd, y la Sinfónica de Londres dirigida por James Levine (EMI 63226);
- I masnadieri de Verdi, junto a Elvin, Mazzieri y Bergonzi, y la New Philharmonia dirigida por Lamberto Gardelli (PHILIPS 942302);
- Il corsaro de Verdi, junto a Norman, Carreras y Mastromei, y la New Philharmonia dirigida por Lamberto Gardelli (PHILIPS 492102);
- Il trovatore de Verdi, junto a Tucker, Vinco y Zanasi, y la Orquesta del Mayo Musical Florentino dirigida por Thomas Schippers (OPERA D´ORO 1338);
- La forza del destino de Verdi, junto a Carreras, Ghiaurov y Cappuccilli, y la Orquesta de La Scala dirigida por Giuseppe Patané (MYTO 984192);
- La traviata de Verdi, junto a Boucher, Sforza y Krebill, y la Orquesta de la RCA de Italia dirigida por Georges Prêtre (RCA 70778 — ¡Que vaya aprendiendo la Netrebko cómo se canta este pasaje!);
- Luisa Miller de Verdi, junto a Pavarotti, Milnes y Giaiotti, y la Orquesta Filarmónica Nacional dirigida por Peter Maag (DECCA 897502);
- y finalmente Un ballo in maschera de Verdi, junto a Carreras, Wixell y Payne, y la Orquesta del Covent Garden dirigida por Sir Colin Davis (PHILIPS 426560). Nuestro humilde homenaje a esta sin par soprano.
Actualizado a Mayo de 2019
La más preciosa del mundo, probablemente…maravillosa absolutamente!
leiter, nos tienes mal acostumbrados con estas entradas maravillosas.
Besos
La Caballé bien que se merecía una entrada exclusiva en este bar virtual de copas.
Me alegro de que te haya gustado la entrada, Amalia
Besos, muchos besos
LEITER
Ciertamente este post es maravilloso.
Me uno incondicionalmente a este homenaje a Montserrat Caballé, que nos hizo pasar tan buenos momentos.
Muchas gracias por el regalo Leiter.
Amalia, a sus pies Alteza.
Salud, paz, sonrisas y cordiales saludos a la parroquia.
Elgatosierra