Habiendo declarado su independencia de la Unión Soviética en 1918, Estonia tuvo que esperar durante otros dos años para confirmar la misma tras la invasión alemana de Tallin y por fin fue reconocido como un estado plenamente independiente el 20 de febrero de 1920. Sin embargo, a partir de 1940 Estonia volvió a caer en manos de la Unión Soviética hasta que el colapso de la URSS facilitó la nueva y definitiva independencia de Estonia a partir de septiembre de 1991. En términos musicales, el año de 1926 fue especialmente significativo en Estonia al fundarse la Orquesta Sinfónica de la Radio de Estonia (actual Orquesta Sinfónica Nacional de Estonia) bajo los auspicios del gobierno independiente. Durante la etapa soviética esta formación se constituyó como una de las orquestas más modernistas de la URSS al ser la primera en ejecutar obras de autores como Stravinski, Schönberg, Webern y Orff, compositores del todo censurados durante la etapa más siniestra del régimen de Stalin. Gracias a maestros como Paul Karp y Roman Matsov, la formación estonia alcanzó unos elevados niveles artísticos que se vieron del todo confirmados con el acceso a la titularidad de la misma en 1963 del director estonio Neeme Järvi. Tras 16 años en el cargo, la orquesta se constituyó como una de las mejores formaciones de la URSS hasta el punto de que Järvi fue nuevamente llamado en 2010 para recomponer una orquesta que había perdido potencial tras la independencia estonia de la URSS y la consiguiente salida de profesores hacia Europa Occidental en busca de nuevas oportunidades laborales.
Neeme Järvi nació el 7 de junio de 1937 en Tallin, capital de Estonia, y se inició en la música junto a su hermano Vallo antes de ingresar en la Escuela de Música de Tallin para estudiar percusión y dirección coral. En 1955, Järvi accedió al Conservatorio de Leningrado para ampliar su formación musical bajo la tutela de Nikolai Rabinovich y Evgeni Mravinski. Habiéndose graduado en 1960, Järvi ingresó como percusionista en la Orquesta Sinfónica de la Radio de Estonia y demostró tal capacidad de liderazgo que tres años después fue nombrado director titular de la misma y del Teatro Nacional de la Ópera de Estonia. Al mismo tiempo, Järvi fue co-fundador de la Orquesta de Cámara de Estonia y director artístico de la misma, con lo que su popularidad se acrecentó en la URSS debido a sus constantes apariciones como director invitado de las principales orquestas de Moscú y Leningrado y a su estrecha colaboración con el Teatro Kirov, institución donde llevó a cabo numerosas presentaciones de obras que hasta ese momento no se habían representado en la URSS. En 1971, Järvi conquistó el primer premio en el Concurso de Dirección de la Academia de Santa Cecilia de Roma y ese triunfo le abrió las puertas para dirigir en Europa y América. En 1973 se presentó en EEUU al frente de la Orquesta Filarmónica de Leningrado y seis años más tarde debutó en el Metropolitan dirigiendo una versión de Eugenio Oneguin que fue aclamada por la crítica. Tras un escandaloso incidente acontecido durante una interpretación de una obra religiosa del compositor Arvo Pärt en 1980 y que motivó que muchos profesores de la Orquesta Sinfónica de la Radio de Estonia fueran despedidos por las intransigentes autoridades soviéticas, Järvi decidió abandonar definitivamente la URSS con su familia para instalarse en los EEUU.
Ya en América, Järvi consiguió firmar un ventajoso contrato que le facultó para dirigir como invitado a las más prestigiosas formaciones estadounidenses al tiempo que en Europa era nombrado director asistente de Simon Rattle al frente de la Orquesta de la Ciudad de Birmingham de 1981 a 1984. Dos años antes, en 1982, Järvi fue designado director titular de la Orquesta Sinfónica de Gotemburgo tras una etapa en la que la formación sueca estuvo sin director titular tras la renuncia de Charles Dutoit. El director estonio batió todos los registros de permanencia al frente de la orquesta sueca y en 2004, al ser relevado de dicho cargo cargo por Mario Venzago, fue nombrado director emérito de la misma. De forma paralela, entre 1984 y 1989, Järvi estuvo al frente de la Orquesta Nacional de Escocia y con ella se presentó en el Teatro Real de Madrid en 1985 causando una magnífica impresión, siendo también nombrado en 1990 director emérito de la formación escocesa. (Como tantos y tantos directores en aquella época, el nombre de Järvi sonó como posible candidato a titular de la Orquesta de RTVE y de la ONE…). Habiendo obtenido la nacionalidad norteamericana en 1987, Järvi fue nombrado director de la Orquesta Sinfónica de Detroit en 1990 sustituyendo a Günther Herbig y permaneciendo en el cargo hasta 2005. Ese mismo año, Järvi cambió Detroit por la dirección de la Orquesta Sinfónica de New Jersey hasta 2009 con un contrato realmente jugoso a nivel económico (y, como no hay dos sin tres, fue también nombrado director emérito de la misma). También en 2005, Järvi se hizo con la dirección de la Orquesta de la Residencia de La Haya en sustitución de Jaap van Zweden, formación con la que ha renovado su compromiso hasta el fin de la temporada 2012-2013. En 2009, Järvi fue anunciado de nuevo como director de la Orquesta Sinfónica Nacional de Estonia aunque dimitió un año más tarde por diversos problemas con la gerencia debidos, entre otros motivos, a la oferta que recibió en 2010 para hacerse cargo de la titularidad de la Orquesta de la Suisse Romande a partir del año siguiente en sustitución de un solvente Marek Janowski. En la actualidad, Neeme Järvi tiene su residencia fijada en Nueva York y uno de sus hijos, Paavo Järvi, es una de las mayores promesas actuales de la dirección orquestal. (Otra hija de Neeme Järvi, Maarika, es flauta solista en la Orquesta Sinfónica de RTVE).
Neeme Järvi es un director muy apreciado por las orquestas debido a su gran sentido de la comunicación y por emplear una magnífica técnica de batuta que facilita del todo la comprensión de sus intenciones por parte del colectivo orquestal. Uno de sus puntos fuertes es el gran dominio del sentido rítmico de las obras que interpreta, herencia de sus tiempos como timbalista en la Orquesta Sinfónica de la Radio de Estonia. Maestro muy detallista y minucioso en los ensayos, Neeme Järvi se ha mostrado como uno de los directores más capacitados del actual panorama en materia de grabaciones discográficas, realizando una extensa producción para diversos sellos que le han servido para aumentar su fama de educador de orquestas. Su repertorio abarca prácticamente todo el arco musical desde el Clasicismo hasta la música del siglo XX, con especial atención a los compositores rusos y bálticos. Pese a no ser un director de absoluta referencia, Järvi ha contribuido de forma decisiva a que se publiquen en disco obras poco habituales en el repertorio y por ello es considerado como un todo-terreno en el ámbito de la industria discográfica.
Entre la producción discográfica debida a Neeme Järvi podemos mencionar las siguientes grabaciones (advertimos que los distintos enlaces que vienen a continuación no tienen porqué corresponderse necesariamente con la versión citada pero sí con la obra mencionada): selección de obras orquestales de Alfven dirigiendo la Filarmónica de Estocolmo (BIS 725); la integral sinfónica de Alfven dirigiendo la Filarmónica de Estocolmo (BIS 1478 — imtegral sinfónica en 5 CD´s); Interludios marinos de Britten dirigiendo la Orquesta Filarmónica de Bergen (BIS 420); Sinfonía nº5 de Bruckner dirigiendo la Orquesta de La Haya (CHANDOS 5080); la integral sinfónica de Chaikovski dirigiendo la Sinfónica de Goteborg (BIS 1897 — integral sinfónica en 6 CD´s); selección de obras orquestales de Chaikovski dirigiendo la Sinfónica de Goteborg (DG 429984); la integral sinfónica de Dvorak dirigiendo la Orquesta Nacional de Escocia (CHANDOS 9991 — integral sinfónica en 6 CD´s); Las estaciones de Glazunov dirigiendo la Orquesta Nacional de Escocia (CHANDOS 8596); selección de obras orquestales de Grieg dirigiendo la Sinfónica de Goteborg (DG 427807); Concierto para orquesta de Hindemith dirigiendo la Sinfónica de Chicago (CHANDOS 9000); Suites de los ballets Mascarade y Espartaco de Khachaturian dirigiendo la Orquesta Nacional de Escocia (CHANDOS 2023); Sinfonía nº2 de Mahler dirigiendo la Orquesta de Filadelfia (VIDEO ARTISTS 4432); la integral sinfónica de Martinu dirigiendo la Sinfónica de Bamberg (BIS 1371 — integral sinfónica en 3 CD´s); la integral sinfónica de Prokofiev dirigiendo la Orquesta Nacional de Escocia (CHANDOS 10500 — integral sinfónica en 4 CD´s); los 5 Conciertos para piano de Prokofiev, junto a Horacio Gutiérrez y dirigiendo la Orquesta del Concertgebouw (CHANDOS 8938); 4 poemas de Böcklin de Reger dirigiendo la Orquesta del Concertgebouw (BRILLIANT CLASSICS 823048); las 3 Sinfonías de Rimski-Korsakov dirigiendo la Sinfónica de Goteborg (DG 459512); Sinfonía nº3 de Scriabin dirigiendo la Orquesta Real Danesa (CHANDOS 2405); Octubre de Shostakovich dirigiendo la Sinfónica de Goteborg (DG 427616); la integral sinfónica de Sibelius dirigiendo la Sinfónica de Goteborg (BIS 622 — integral sinfónica en 6 CD´s); selección de obras orquestales de Sibelius dirigiendo la Sinfónica de Goteborg (DG 459702); Sinfonía en fa menor de Richard Strauss dirigiendo la Orquesta Nacional de Escocia (CHANDOS 10236); 4 últimos lieder de Richard Strauss, junto a Felicity Lott y dirigiendo la Orquesta Nacional de Escocia (CHANDOS 9054); Preludio y muerte de amor de Tristán e Isolda de Wagner dirigiendo la Orquesta de La Haya (vídeo de referencia desconocida); y, finalmente, selección de Oberturas de Von Weber dirigiendo la Philharmonia Orchestra (CHANDOS 9066). Nuestro humilde homenaje a este gran director de orquesta.
Estupendo director. Eso sí, su sonido orquestal me resulta a menudo tan macizo como su propio aspecto físico, y agradecería más lucimiento de los apartados tímbricos, pero quizá se deba a que Neeme Järvi toma a la orquesta como un conjunto (la orquesta-instrumento) y como un «archipiélago» de elementos asociados pero distintos. Su labor en Gotemburgo merece los mayores aplausos, creo que elevó esa formación muy cerca de las primeras líneas entre las varias orquestas europeas. Preciso: no de las más grandes — escalafón privilegiado que sólo ocupan un par de filarmónicas junto a cierta orquesta holandesa— pero sí del meritísimo universo sinfónico que existe a continuación.
Gracias por la insuperable selección de videos con que acompañas la entrada. Un abrazo, querido amigo.
«Estupendo director. Eso sí, su sonido orquestal me resulta a menudo tan macizo como su propio aspecto físico…»
Esa frase supera con creces todo el contenido de la entrada que yo he escrito. Chapeau, maestro! A veces, lo bueno, si breve, dos veces bueno. Por cierto, su hijo Paavo parece haber adquirido, pese a su juventud, un protagonismo mayor que el de su propio padre. El tiempo juzgará.
Me quito el sombrero, Joaquín. Grandiosa frase para definir a Neeme Järvi
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