Simon Denis Rattle nació el 19 de enero de 1955 en Liverpool
Contados son los directores de orquesta capaces de elevar el nivel de una formación, en principio modesta, hasta las más altas cotas artísticas internacionales. Willem Mengelberg tomó en 1895 una orquesta de barriada, el Concertgebouw, y a lo largo de casi cincuenta años de trayectoria creó un conjunto capaz de competir en perfección técnica con las grandes formaciones alemanas y austríacas.
Box Set 4 Cd (Simon Rattle) Ed.Ltda.
En 1955, la ciudad de Liverpool asistió a dos acontecimientos musicales de extraordinaria relevancia: Por una parte, la consagración de un grupo musical, The Beatles, que revolucionó la esfera musical desde todos los puntos de vista imaginables; por otra, el nacimiento de un hombre que con el tiempo llegaría a acaparar el cargo musical más relevante del mundo en términos de música culta. Pero, para llegar a esta alta dignidad, Simon Rattle — cuya traducción de su apellido al castellano es la de sonajero — tuvo que hacerse cargo previamente de una modesta formación británica, la Orquesta Sinfónica de la Ciudad de Birmingham, durante dieciocho años. Tras ese largo intervalo de tiempo, algo verdaderamente excepcional para un director joven que estaba empezando, la formación británica adquirió un extraordinario renombre internacional y se convirtió en una de las mejores agrupaciones no sólo de Inglaterra sino de toda Europa. A Rattle le llovieron las ofertas en Europa y América pero supo mantener el tipo y aguantar el tirón de su fama hasta que en 1999 fue anunciado como sucesor de Abbado al frente de la Orquesta Filarmónica de Berlín. Con ello, Rattle confirmó ser un director de primerísimo nivel, pero también un hombre dotado de una magnífica y cultivada inteligencia musical. Pese a las críticas que ocasionó en un principio su nombramiento, hace un par de años que Rattle prorrogó su contrato, a petición de los miembros de la orquesta alemana, hasta 2018. Para esa fecha, Rattle habrá cumplido sólo 63 años, una edad en la que los directores de orquesta suelen mostrar su mayor nivel de madurez personal y artística. Nadie puede intuir en la actualidad hasta dónde puede llegar el nivel de este gran maestro de la dirección orquestal.
Simon Denis Rattle nació el 19 de enero de 1955 en Liverpool, Gran Bretaña, en el seno de una familia muy interesada por la música en la que la madre regía una tienda dedicada vender discos y partituras mientras que el padre ejercía como comandante en la Royal Navy. De esta manera, Rattle empezó a familiarizarse con las partituras desde una edad bien temprana y comenzó su formación integral en el Liverpool Collage, institución en donde también estudió piano y violín pese a que desde un primer momento mostró un especial interés por los instrumentos de percusión. En 1971, Rattle fue admitido como alumno en la Royal Academy of Music de Londres para estudiar bajo la tutela de John Carewe. Allí se graduó en 1974, el mismo año en que consiguió hacerse con el premio John Player de dirección orquestal que se tradujo en un contrato de dos años como director asistente de Paavo Berglund en la Orquesta Sinfónica de Bournemouth. De ahí pasó en 1976 a ocupar el mismo cargo, también por dos temporadas, en la Orquesta Sinfónica de la BBC de Escocia al tiempo que inició una estrecha colaboración con la London Sinfonietta, formación con la que se presentó en el Royal Albert Hall de Londres en agosto de 1976. Un año más tarde, Rattle ejerció también como asistente de Walter Weller en la Royal Philharmonic de Liverpool hasta que en 1980 fue designado director titular de la Orquesta de la Ciudad de Birmingham en sustitución de Louise Frémaux. Rattle se mantuvo en este puesto durante dieciocho años y convirtió a esta formación provincial en uno de los conjuntos sinfónicos más atractivos de Inglaterra. Durante este largo período, Rattle cimentó su fama internacional al ser requerido para actuar como invitado por las principales orquestas norteamericanas (Cleveland, Los Angeles y Boston) al tiempo de mantener una fructífera colaboración con la Orquesta Filarmónica de Rotterdam y la London Philharmonia. Por otra parte, Rattle debutó al frente de la Orquesta Filarmónica de Berlín en 1987 y de la Orquesta Filarmónica de Viena en 1993, aparte de dirigir habitualmente representaciones operísticas en el Festival de Glyndebourne, el Covent Garden, Edimburgo, París, Amsterdam y Viena. De manera un tanto inusual, Rattle rechazó jugosas ofertas para asociarse con alguna de las más prestigiosas formaciones del mundo y continuó como director titular de la Orquesta Ciudad de Birmingham hasta 1998.
Sin embargo, en 1999 el nombre de Simon Rattle ocupó la cabecera de toda la prensa internacional al ser anunciado sucesor de Claudio Abbado al frente de la Orquesta Filarmónica de Berlín, posiblemente el cargo más relevante de todo el panorama musical internacional. Su elección como director titular fue anunciada el 23 de junio de ese año en medio de una controversia general, ya que la mitad de los miembros de la orquesta se había decantado por Daniel Barenboim en un principio. Con todo, Rattle consiguió el puesto por un margen escaso de votos y trató de ganarse a los profesores más renuentes negándose a firmar su contrato hasta garantizar una mejora salarial del colectivo orquestal y una mayor independencia de la orquesta con respecto al Senado de Berlín. El 7 de septiembre de 2002 Rattle ofreció su primer concierto como titular en Berlín mediante una versión de la Sinfonía nº5 de Mahler que fue alabada por toda la crítica. Sin embargo, tras su primera temporada como titular, Rattle fue también objeto de severas críticas por parte de algunos columnistas germanos, especialmente de Manuel Brug y de Klaus Geitel, quien llegó a declarar que Rattle era el «más débil director musical que había tenido la Berliner a lo largo de toda su historia». Empero, muchos músicos relevantes salieron en defensa de Rattle, destacándose entre todos ellos el pianista Alfred Brendel. Con un contrato inicial que expiraba en 2012, la excelente relación que paulatinamente han mantenido Rattle y los miembros del colectivo orquestal berlinés se certificó en 2008 al ser ampliado su contrato mediante votación por una década, hasta 2018. Casado en dos ocasiones y otras tantas veces divorciado, Rattle está sentimentalmente unido en la actualidad con la mezzo checa Magdalena Kozena, fruto de cuya relación son dos hijos que se suman a otros dos que anteriormente tuvo con su primera mujer, Elise Ross. Personalidad del todo carismática, Rattle se ha declarado en numerosas ocasiones como un hincha enfervorizado del Liverpool Football Club. Desde 1994 ostenta el título de Caballero de la Orden del Imperio Británico.
Sir Simon Rattle se ha convertido en uno de los directores de orquesta más importantes del mundo a una edad relativamente temprana. Sus principales características como director son la precisión y la claridad, factores ambos que van unidos de la mano mediante una separación de texturas orquestales que realzan la obra a interpretar. Uno de sus objetivos como director es adoptar un estilo adecuado a la época en que se concibió cada música, evitando la uniformidad general de sus predecesores Furtwängler o Karajan. Esta búsqueda de la variedad interpretativa implica que a veces ciertas lecturas puedan sonar distintas pero no por ello peores desde un punto de vista historicista. Rattle ha sabido asumir el riesgo de esta filosofía interpretativa que trata de romper la homogeneidad general de los resultados finales. Su estilo de dirección es muy animado sobre el podio, valiéndose de una extensa gesticulación facial que adquiere tintes trascendentales mediante una obsesiva mirada en unos ojos que parecen ser una prolongación de sus brazos. En muchas ocasiones, Rattle baja los brazos y deja de dirigir, adoptando su cuerpo una placentera expresión de satisfacción musical que contagia tanto a orquesta como a público. Sus maneras son del todo solidarias y en absoluto dictatoriales, sirviéndose de una constante y abierta sonrisa con la que subraya sus dictados musicales. Su batida es firme, poderosa y, ante todo, muy segura. Rattle tiene esa rara virtud de saber expresarse con total facilidad rehuyendo de cualquier gesto sombrío que oscurece la esencia de lo que ha de ser un concierto, esto es, una fiesta musical para compartir con todos los espectadores.
Director de amplio y variado repertorio, Rattle muestra una especial predilección por el sinfonismo del tardío romanticismo con notable atención a Mahler, uno de sus autores predilectos. La música del primer cuarto del siglo XX no tiene secretos para él mientras que la música contemporánea ocupa un destacado lugar a la hora de confeccionar sus programas. Por contra, los grandes autores operísticos italianos le son del todo ajenos. Artista exclusivo del sello EMI desde hace ya muchos años, algunas de las grabaciones de Rattle han sido galardonadas con los más importantes premios de la industria fonográfica y han obtenido la unánime alabanza de la crítica musical, por lo que, para ciertos especialistas, Rattle parece desenvolverse incluso mejor en el disco que en el escenario. La grabación de una serie de reportajes televisivos — Leaving home — acerca de los distintos estilos compositivos de la música más moderna ha servido para familiarizar al público con la misma, algo realmente meritorio dentro de una tendencia global más bien conservadora en lo relativo a gustos musicales. Director muy amigo de Gustavo Dudamel y admirador incondicional del Sistema venezolano de orquestas, Rattle obtuvo en 2008 el Premio de la Fundación Don Juan de Borbón por su contribución a la paz y al entendimiento de los pueblos merced al proyecto educativo que viene realizando junto a la Filarmónica de Berlín desde 2002.
De entre la producción discográfica debida a Sir Simon Rattle podemos mencionar las siguientes grabaciones (advertimos que los distintos enlaces que vienen a continuación no tienen porqué corresponderse necesariamente con la versión citada pero sí con la obra mencionada): Selección de obras orquestales de John Adams dirigiendo OSCB (EMI 55051); los 3 Conciertos para piano de Bartok, junto a Peter Donohoe y dirigiendo la OSCB (EMI 54871); las 2 Rapsodias para violín de Bartok, junto a Kyung-Wha Chung y dirigiendo la OSCB (EMI 54211); la integral sinfónica de Beethoven dirigiendo la Filarmónica de Viena (EMI 375812 — integral sinfónica en 5 CD´s); los 5 Conciertos para piano de Beethoven, junto a Alfred Brendel y dirigiendo la Filarmónica de Viena (PHILIPS 462781); Suite de Lulu de Berg, junto a Arleen Auger y dirigiendo la OSCB (EMI 57562); Sinfonía Fantástica de Berlioz dirigiendo la Filarmónica de Berlín (EMI 16224); selección de piezas orquestales de Bernstein dirigiendo la Filarmónica de Berlín (KULTUR 4522); la integral sinfónica de Brahms dirigiendo la Filarmónica de Berlín (EMI 67524 — integral sinfónica en 3 CD´s); Concierto para piano nº1 de Brahms, junto a Krystian Zimerman y dirigiendo la Filarmónica de Berlín (DG 620302); Doble Concierto de Brahms, junto a Lisa Batiashvili y Truls Otterbech, y dirigiendo la Filarmónica de Berlín (EUROARTS 2055998); selección de piezas orquestales de Britten dirigiendo la OSCB (EMI 42743); Sinfonía nº4 de Bruckner dirigiendo la Filarmónica de Berlín (EMI 84723); Cascanueces de Chaikovski dirigiendo la Filarmónica de Berlín (EMI 46385); El martirio de San Sebastián de Debussy, junto a Gritton y Marceau y dirigiendo la Filarmónica de Berlín (vídeo de referencia desconocida); Tone Poems de Dvorak dirigiendo la Filarmónica de Berlín (EMI 58019); selección de obras orquestales de Elgar dirigiendo la OSCB (EMI 00061); Porgy and Bess de Gershwin, junto a Travis, Maynard, Mitchell y Tilvern, y dirigiendo la Filarmónica de Londres (EMI 76832); selección de Sinfonías de Haydn dirigiendo la Filarmónica de Berlín (EMI 94237); Sinfonía nº7 de Henze dirigiendo la OSCB (EMI 54762); Los planetas de Holst dirigiendo la Filarmónica de Berlín (EMI 69690); la integral sinfónica de Mahler dirigiendo la OSCB, la Filarmónica de Berlín y la Filarmónica de Viena (EMI 00721 — integral sinfónica en 14 CD´s); Sinfonía Turangalila de Messiaen dirigiendo la OSCB (EMI 47463); Sinfonía nº40 de Mozart dirigiendo la Filarmónica de Berlín (grabación de referencia desconocida); Così fan tutte de Mozart, junto a Hagley, Murray, Allen y Streit, y dirigiendo la Orquesta del Siglo de las Luces (EMI 56170); Carmina Burana de Orff dirigiendo la Filarmónica de Berlín (EMI 57888); Concierto para piano nº2 de Rachmaninov, junto a Cécile Ousset y dirigiendo la OSCB (EMI 47223); selección de obras orquestales de Ravel dirigiendo la OSCB (EMI 54204); Gurrelieder de Schönberg, junto a Mattila, Moser, Langridge y Quasthoff, y dirigiendo la Filarmónica de Berlín (EMI 57303); Sinfonía nº9 de Schubert dirigiendo la Filarmónica de Berlín (EMI 39382); Concierto para piano de Schumann, junto a Lars Vogt y dirigiendo la OSCB (EMI 7547462); Sinfonía nº4 de Shostakovich dirigiendo la OSCB (EMI 5554762); la integral sinfónica de Sibelius dirigiendo la OSCB (EMI 00753 — integral en 5 CD´s); Cuatro Últimos Lieder de Richard Strauss, junto a Amanda Roocroft y dirigiendo la OSCB (ARTHAUS 102043); las 3 Sinfonías de Stravinski dirigiendo la Filarmónica de Berlín (EMI 07630); selección de ballets de Stravinski dirigiendo la OSCB (EMI 85538); y, finalmente, La Walkiria de Wagner, junto a Gambill, White, Johansson y Westbroek, y dirigiendo la Filarmónica de Berlín (BEL AIR 34); También ponemos el enlace a una interesante entrevista mantenida con ocasión de la apertura de la temporada 2009/2010 de la Filarmónica de Berlín. Nuestro humilde homenaje a este gran director de orquesta.
En una entrevista concedida en París hace muchos años, Artur Rubinstein decía que escuchaba a los pianistas de la nueva generación, sintiendo que tocaban el piano de manera fantástica e inigualable, pero que él no les entendía en absoluto su nuevo lenguaje.
Similar sucede conmigo y la nueva generación de directores, aquellos que han ido ascendiendo en una época conforme a la desaparición de los maestros más tradicionales: uno por uno, Böhm, Karajan, Celibidache…han iniciado su viaje definitivo, dejando sus podios a aquellos llamados a sustituirles en el panorama musical: Rattle, Dudamel, Nagano…
¿Tal cosa es buena o mala? Para un crítico tan conservador como yo, luce terrible, pues yo no comprendo el lenguaje y el estilo de la «moderna escuela de directores», salvo raras excepciones, aún si los actuales directores aprendieron algo de los viejos, como es el caso de Rattle.
Yo no les comprendo. Tienen sus aciertos y sus desaciertos, su momentos buenos y malos, pero insisto que hasta hoy ninguno de ellos me ha brindado interpretaciones de Beethoven, Mozart o Wagner, como las que ofrecían Karajan o Böhm.
Es mi sentir, un ámbito absolutamente subjetivo. Pero la repuesta correcta a si es bueno o malo lo que hoy vemos, debo decir que ni bueno ni malo. Simplemente ES. A nuestros admirados maestros de siempre los tenemos inmortalizados en discos, pero era imposible pretender que Karajan viviera por siempre. Murió y otros ocuparon sus plazas: Rattle, por ejemplo. Y desde luego este último no dirige como el primero. Es un estilo diverso, nuevo, pero por sobretodo, necesario. ¿Qué habría sido de la música si no hubiese llegado Richard Wagner a tomar lo hecho por Beethoven, y traducirlo en cromatismo, en la naciente atonalidad? Muchos tampoco comprendieron a Wagner en su tiempo, pero hoy, es uno de los compositores más grandes y emblemáticos de la Historia.
La entrada alaba con sinceridad las virtudes de Rattle. No seré yo quien las contradiga. Sólo debo decir que no le entiendo nada a Sir Simon, ni a los «modernos». Tal vez en 20 años cambie de parecer, porque al igual que la ciudad de Viena, a mí todo me llega con 20 años de retraso.
Saludos amigo y hermano Leiter.