Don Raúl, como dice el pueblo, ha Usted le tocó bailar con la más fea.
No obstante, lo peor fue que el pueblo no lo comprendió y tuvo que entregar el gobierno antes de que expirara el mandato. Cambiar el chip de una sociedad que se crió de golpe en golpe, enjuiciar a las juntas militares, luchar contra un sindicalismo anacrónico como brazo político de una oposición que no le dejaba gobernar era de titanes y Usted estuvo a la altura.
Como le ocurre a los grandes estadistas, su obra sólo será valorada por la historia y las generaciones futuras que a lo mejor entenderán la importancia de su lucha por los derechos de los ciudadanos y el restablecimiento de un modelo democrático de gobierno que, claro, una vez afianzado, no percibimos como un valor inestimable.
Es cierto que falló en lo económico pero todo no se podía atacar a la vez y Usted, como demócrata priorizó lo institucional y ahora se lo empezamos a reconocer.
Batallador incansable, amigo de acuerdos y de dialogar, supo andar por ese camino peligroso cuan equilibrista y supo estar a la altura de los peligros que lo acechaban. No sólo la oposición sino también soportó intentos de levantamientos militares en esa Argentina que no se acostumbraba (no quería quizás) a caminar por otros derroteros .
Fiel a sus ideas no claudicó en su empeño y muchos pensaban que con la asunción como Presidente le era suficiente, pero no, su accionar fuera de las fronteras puso a Argentina como referente de la región y activo partícipe en la consolidación de un proceso regional que dejaba atrás las dictaduras del continente. Mercosur, la paz definitiva con Chile y el accionar del Grupo Contadora definen claramente lo que este hombre, al que no le encandilaban los cargos, pensaba.
En lo interno, a través del plan de alfabetización y el de alimentación, llegó a todos los rincones del país, acciones que aún hoy sirven como modelo para gobernantes de la región.
Su visión y empeño le llevó a plantear y concretar leyes innovadoras como la de la patria potestad compartida o la del divorcio que, como suele pasar, sus detractores consideraban innecesaria e inoportunas ganándose la antipatía del clero, pero siguió adelante.
El reconocimiento a su gestión llegó tarde cuando en sus exequias multitudinarias la presencia no sólo de mandatarios de la región, EEUU y Europa le rindieron homenaje, ratificando que el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia o su inclusión en el Club de Madrid no habían sido actos protocolarios.
Don Raúl descanse en paz, su trabajo está hecho.
THENIGER
Me alegro leer esto, pensaba que la mayoria de la gente tenía un concepto alejado de tu comentario y veo que no es asi.