Santa Sofía de Constantinopla, maravillas arquitectónicas
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Erguida a pocos metros de la orilla del Bósforo, Santa Sofía de Constantinopla saluda al visitante incrédulo escoltada por cuatro minaretes musulmanes de posterior construcción y en decidida oposición a la otra gran mezquita hermana, la Gran Mezquita Azul. Ningún fiel musulmán, por lejana que sea su procedencia, puede eludir que Santa Sofía encierra un ancestral espíritu arquitectónico que dista mucho del resto de cientos de mezquitas que pueblan la inolvidable ciudad turca.
Aparentemente severa desde el exterior, Santa Sofía es sólo una envoltura del espacio interior en el que una poderosa cúpula parece flotar sobre el halo de luz de las cuarenta ventanas de su base. Pocos monumentos arquitectónicos han provocado en quien esto escribe una alteración cardíaca como la que yo sufrí nada más acceder a su interior, admirado de una belleza superior a la que uno puede previamente imaginar.
¿Quién construyó la iglesia?
Santa Sofía de Constantinopla es el prototipo de iglesia de planta central con cúpula que responde a las nuevas exigencias litúrgicas. Si bien la leyenda atribuye a que su inspiración era producto de un ángel que a diario conversaba con el emperador Justiniano, lo cierto es que el monarca bizantino se sirvió de sus dos mejores arquitectos, Antemio de Tralles e Isidoro de Mileto para la construcción.
¿Cuándo fue construida?
Construida con un gusto que no podemos sino calificar de exquisito, el emperador solicitó a todos los gobernadores de las provincias que le facilitaran los más preciosos mármoles y mosaicos que pudieran hallarse en toda la tierra. Comenzada en el año 532 y terminada cinco años después, Santa Sofía fue en su momento la mayor iglesia del orbe. Por desgracia, los primeros califas musulmanes sustituyeron por pinturas mediocres la mayor parte de sus mosaicos. Y no sólo eso; también un increíble baldaquino de oro, esmalte y pedrería que hacía juego con unos monumentales cortinajes de seda.
¿Cómo se construyó la iglesia de Santa Sofía?
El símbolo de Estambul. Todos los elementos estructurales de Santa Sofía de Constantinopla están dispuestos para contener la gran cúpula central, de 31 metros de diámetro, inscrita en un gran cuadrado y sostenida por cuatro pechinas en los ángulos sobre otros cuatro pilares.
Esta peculiaridad constituyó la principal innovación de la arquitectura bizantina, ya que la enorme cúpula se apoya sobre cuatro puntos únicamente y no sobre una ancha pared circular. Toda la presión de la cúpula se mantiene además mediante la fuerza contraria que ejercen unas bóvedas adyacentes, en un ingenioso sistema de doble compresión. A fin de aligerar el peso de la cúpula, los arquitectos se sirvieron de un tipo de teja blanca y esponjosa fabricada en Rodas; dichas tejas eran tan ligeras que se necesitaban cinco de ellas para igualar el peso de una teja ordinaria.
Imágenes del interior
Fotografía de JOJAN
Fotografía de BEATE PALAND
Imágenes exterior
Exteriormente, la gran cúpula central está disimulada hasta en una tercera parte de altura por un tambor cilíndrico sobre el que se abren una serie de ventanas que sirven para iluminar la iglesia. Sin embargo, ya en el interior del edificio, la apreciación de la cúpula supone que la vista se pierda en lo alto hundiéndose en una sensación de mágico equilibrio, como si la misma estuviese misteriosamente retenida desde el cielo. Los musulmanes, tras la toma de Constantinopla en 1453, destruyeron los mosaicos que sin duda hacían de aquel casquete esférico una orgía cromática.
Por fortuna, toleraron las figuras de cuatro serafines en las cuatro bóvedas angulares de las pechinas. Santa Sofía está además enriquecida con dos pórticos, uno anterior que daba al patio cuadrado, y otro más ancho que se conserva casi intacto con sus bellísimas columnas y mosaicos, y que sirve de antesala al inmenso templo.
Para el sometimiento del culto se destinó la renta de trescientas propiedades y fincas de los alrededores de Constantinopla, aunque los sucesores de Justiniano aumentaron estas considerables rentas con nuevos y sustanciosos donativos.
La enorme velocidad de construcción de la iglesia en cinco años fue considerada como de milagrosa en su tiempo. Pese a ello se sucedieron los accidentes en los arcos que sostenían la gran cúpula debido a que el mortero no secaba con tiempo suficiente para aguantar la presión de las gigantescas bóvedas.
De hecho, la cúpula se derrumbó pocos años después de ser consagrada la iglesia en el año 537 y tuvo que ser reedificada por un sobrino de Isidoro de Mileto.
¿Quién fue la Santa Sofía, AYASOFYA CAMİİ?
Entre 1204 y 1261, Santa Sofía fue la iglesia del Papa. En 1453 fue tomada por el Imperio Otomano y convertida en mezquita. En 1935 Santa Sofía adquirió el status de museo y desde hace un par de décadas se estudia la idea de que el edificio retorne a su antigua función cristiana pese a las lógicas presiones en contra de las autoridades religiosas islámicas de la ciudad. Sea como fuere, Santa Sofía se alza majestuosa como Patrimonio de la Humanidad para admiración de todos los mortales con independencia de credos e ideas, puedes ver mas maravillas arquitectónicas aquí
pese a su condición de museo, como señalás leiter, tanto santa sofía como san salvador en chora -con sus magníficos mosaicos y frescos del 1300 y en igual status- continúan ostentando en sus cúpulas la media luna…
Me encantó lo de «orgía cromática». Me imagino lo que debe haber sido eso. Más allá de que vuelva a ser cristina o no (a su manera y salvando las diferencias los templos musulmanes también honran a Dios, así que eso no es tanto un problema) me gustaría que se la intentera llevar a su forma original… a su forma arquitectónica original.
abrazos, chicos
A mí me da exactamente igual que luzca una cruz o una media luna. Eso sí, coincido con Frank en que sería un lujo que se intentara devolver su aspecto original. Una utopía, claro. Por desgracia, los cursos históricos suelen provocar estas catástrofes. Allí se cargaron los mosaicos bizantinos y en España, concretamente en Córdoba, a un iluminado le dio por plantar una iglesia en plena mezquita. En fin, que nadie está libre de culpa.
No sé en qué demonios estaría pensando cuando puse esa expresión de orgía cromática, Frank. Es que esas inyecciones de Interferón que me auto administro cada dos días me dejan sin fuerza… Pero no anulan el deseo, claro. Bueno, dejemos el tema… Ja, ja.
Un abrazo, Hugo y Frank, integrantes de la sección albiceleste de BLUES.
LEITER
Grandiosa entrada, caro Leiter, que ha agitado vivamente la lectura que hice, mucho tiempo atrás, del hermosísimo libro de Stefan Sweig «Momentos estelares de la humanidad» en el que narra de una manera muy rica la toma de Bizancio a manos del temible Mehmet. Esa maldita Kerkaporta (todo avento histórico, tiene en realidad su kerkaporta matafórica)y esa entrada triunfal que después de las inconmensurables faenas para tomar la Ciudad hace Mehmet cuando coloca su alfombra y se dispone hacia Levante para realizar la primera oración a Mahoma precisamente en el la majestuosa Santa Sofía ¡qué relato el de Sweig el que has traído a mi memoria con tu entrada arquitecturalemte esplendorosa!
Te abrazo, amigo mío, a diez días de mi exposición, ya te enviaré detalles de la misma.
Abrazos muchos a los queridos cofrades…
Enhorabuena Signore Commendatore Otto! A tí mis respetos como siempre!
Si la visión de este templo es innegablemente majestuosa, no lo es tan sólo por la imponencia de la estructura que embriaga irremediablemente los sentidos físicos: lo es por el peso de la Historia que allí gravita como una emanación ondulante, la cual afecta profundamente la psique de quien frente a ella se encuentra y más aún, al que se introduce en sus magnos espacios internos, sin duda cargados de misterio y evocación.
Precisamente ello fue lo que te ocurrió Maese Leiter. No es otra la explicación.
Y no olvidemos que Santa Sofía es un testigo silencioso de la maravillas que el Hombre puede construir, así como también lo es de la estupidez humana, en la que no empeñamos en caer siglo tras siglo.
Leiter, es de obligatorio cumplimiento por parte de nuestro querido Otto mantenernos informados sobre el desarrollo de su exposición. Cómo me siento feliz y orgulloso de llamarme su amigo. No me averguenzo de decirlo públicamente.
Saludos y abrazos.
Querido amigo Iván, afín mío de elección, por supuesto que les mantendré informados acerca de la exposición. Tanto me he afanado que me hallo enceguecido frente a mi obra, creo que sólo podré apreciarla cuando se encuentre colgada en la sala de exhibición y allí, allí, ya se mantendrá en guardia la Kerkaporta…
Mis amigos, les abrazo…
Solo una vez he estado en Estambul y lo primero que vi al amanecer sobresaliendo de la niebla poco a poco fueron los minaretes de las mezquitas. Supongo que una de ellas sería Santa Sofía y otra la Mezquita Azul. Siempre recordaré aquel amanecer mágico.
La belleza de las fotos supongo es pálido reflejo de la realidad, hay que estar inmersos en ella para poder sentir su fuerza amable, protectora, al menos eso si lo siento al ver las imágenes.
Me quedé prendada de Santa Sofía. Fui varias veces a ver lo que queda de mosaicos bizantinos. Normalmente me atrae más la arquitectura que, además, en este caso, es magnífica, pero en este caso…qué expresividad! Qué maravilla!
Besos, leiter!
Entrar en Hagia Sofia es entrar de lleno en la historia. Así me sucedió la primera vez que pisé ese templo. La segunda, de visita turística con un amigo ya desaparecido, fue también maravillosa. Tanto se emocionó mi amigo con las explicaciones que, por la tarde-noche, de regreso al hotel, se cayó en una alberca del vestíbulo del mismo, poniéndose perdido de agua. Claro, que al ir yo a evitar la caída, pues también me la pegué. Fue como una especie de segundo bautismo… Ante las divertidas miradas del personal del hotel.
Besos y muchos, Zarza y Amalia
LEITER