Conforme avanzaba la década de los años setenta del pasado siglo, cada vez fue más habitual la proliferación de conjuntos especializados en tocar música con instrumentos originales. Esta circunstancia fue el resultado de una profunda revisión musicológica que trataba de buscar el criterio más verosímil de una interpretación basada en los aspectos historicistas. Los instrumentos, bien podían ser originales de la época, bien réplicas construidas atendiendo a la información que sobre ellos se disponía. Como cualquier moda musical, no tardaron en aparecer ardientes defensores de este modo interpretativo a la par que escépticos que no creían en un supuesto anquilosamiento compositivo. Se llegó a decir que los compositores creaban para los medios que tenían y que, dado el caso, éstos no habrían visto con malos ojos cualquier adelanto técnico en materia instrumental. Sea como fuere, la música que más se vio directamente afectada por esta moda fue la barroca y clásica, amén de algún primitivo caso de incipiente música instrumental del último renacimiento. Sin embargo, hubo un director que fue más allá en sus experimentos y demostró que hasta 1850 los instrumentos musicales no adquirieron la forma actual que hoy conocemos. Con ello, el espectro de la interpretación musical historicista podía abarcar también a una buena parte del Romanticismo. Ese director no fue otro que Sir John Eliot Gardiner.
Sir John Eliot Gardiner nació el 20 de abril de 1943 en Fontmell Magna, Condado de Dorset, Inglaterra, en el seno de una familia con ancestrales orígenes musicales, e inició su formación musical luego de haberse graduado en historia y cultura árabes en el King´s College de Cambridge. En esta misma institución, Gardiner estudió música con Thurston Dart para luego partir hacia París para ampliar su formación con Nadia Boulanger y George Hurst. En 1964, Gardiner funda el Monteverdi Choir y dos años más tarde debuta como director en el Wigmore Hall con una obra de Monteverdi preparada y arreglada por él mismo. Este concierto resultó todo un éxito que posteriormente fue revalidado en los Proms londinenses de la temporada de 1968, año en el que Gardiner funda la Orquesta Monteverdi para acompañar al coro anteriormente creado. En 1969, Gardiner debutó como director operístico en la English National Opera con una obra de Mozart y cuatro años más tarde se presenta por primera vez en el Covent Garden dirigiendo una producción de Gluck. Durante la década de los años setenta del pasado siglo, Gardiner se especializó en la música barroca y colaboró habitualmente con el sello ERATO hasta que en 1977 se acoge a la creciente ola de la interpretación con instrumentos originales y por ello funda el English Baroque Soloists, un conjunto que sucede a la Orquesta Monteverdi y con el que realiza su presentación en el Festival de Música Antigua de Innsbruck.
A partir de la década de los ochenta, Gardiner desarrolló su carrera internacional como director siendo nombrado titular de la Orquesta de la Radio de Vancouver entre 1980 y 1983 para luego ejercer como director musical en la Ópera de Lyon hasta 1988. Paralelamente, entre 1981 y 1990, Gardiner también trabajó como director artístico del Festival Haendel de Gotinga. Un punto de inflexión se produjo en 1990, año en el que Gardiner dirige por primera vez en el Festival de Salzburgo al frente de los English Baroque Soloists (Gardiner había intervenido anteriormente como director invitado en dicho festival) y en el que funda otro conjunto dedicado a la interpretación historicista, la Orquesta Revolucionaria y Romántica, formación concebida para la música de los períodos Clásico y Romántico. Entre 1991 y 1994, Gardiner también ejerció como director titular de la Orquesta Sinfónica de la NDR de Hamburgo en relevo de Günter Wand, formación con la que realizó una destacada producción discográfica para el sello DG. Luego de abandonar Hamburgo, Gardiner acometió una brillante carrera como director invitado por los mejores conjuntos de todo el mundo, siendo un habitual en la Ópera de Viena y en los Festivales de Glyndebourne. En el año 2000, Gardiner logró la proeza de interpretar todas las cantaras sacras de Bach durante un período de 52 semanas tanto en Europa como en los EEUU. Nombrado Caballero de la Orden del Imperio Británico en 1998, Gardiner convive con su segunda mujer, Isabella de Sabata (nieta del ilustre Victor de Sabata) y en sus ratos libres se dedica a cuidar una granja en Dorset.
Prestigioso director especializado en la música barroca, clásica y romántica, Sir John Eliot Gardiner tiene el mérito de haber fundado tres extraordinarios conjuntos orquestales con los que se ha servido para llevar a cabo su concepción historicista de la interpretación musical. Gardiner fue uno de los primeros directores en confirmar que los instrumentos originales no sólo se remontaban a la época barroca, sino que alcanzaron un desarrollo evolutivo que culminó a mediados del siglo XIX, con lo que muchas obras románticas también se pueden suscribir a esta modalidad historicista de interpretación. Director inflexible y de fuerte carácter, Gardiner suele mantener una relación tormentosa con los profesores orquestales debido a su rigor y a un punto de vista interpretativo personalista que no admite sugerencia paralela alguna. Su repertorio, no obstante, abarca tanto la música antigua como la moderna y se ha mostrado siempre como un director polifacético y versátil que mantiene una triple trayectoria como maestro operístico, especialista en música ejecutada con instrumentos originales y director sinfónico convencional. Su producción discográfica es inmensa y en repetidas ocasiones ha cosechado los más altos galardones de la industria fonográfica.
De entre la producción discográfica debida a Sir John Eliot Gardiner podemos mencionar las siguientes grabaciones (advertimos que los distintos enlaces que vienen a continuación no tienen porqué corresponderse necesariamente con la versión citada pero sí con la obra mencionada): Las cantatas sacras de Bach dirigiendo los EBS (DG 1410302 — integral en 22 CD´s); los Conciertos de Brandemburgo de Bach dirigiendo los EBS (SOLI DEO 707); La Pasión según San Juan de Bach, junto a Ross, Müller, Robertson y Murgatroyd, y dirigiendo los EBS (DG 419324); Oratorio de Navidad de Bach, junto a Von Otter, Argenta, Blochwitz y Bär, y dirigiendo los EBS (DG 423232); la integral sinfónica de Beethoven dirigiendo la Orquesta Revolucionaria y Romántica (DG 1408302 — integral sinfónica en 5 CD´s); Missa Solemnis de Beethoven, junto a Margiono, Robbin, Kendall y Miles, y dirigiendo los EBS (DG 429779); Los troyanos de Berlioz, junto a Naouri, Antonacci, Graham y Pokupic, y dirigiendo la Orquesta Revolucionaria y Romántica (OPUS ARTE 7059); Missa Solennelle de Berlioz, junto a Cachemaille, Brown y Viala, y dirigiendo la Orquesta Revolucionaria y Romántica (PHILIPS 442137); Carmen de Bizet, junto a Antonacci, Cavallier, Gillet y Richards, y dirigiendo la Orquesta Revolucionaria y Romántica (FRA MUSICA 4); la integral sinfónica de Brahms dirigiendo la Orquesta Revolucionaria y Romántica (SOLI DEO 702, 703, 704 y 705); War Requiem de Britten, junto a Savage, Ross, Vickers y Mitchell, y dirigiendo la Philharmonia Orchestra (DG 459509); selección de obras orquestales de Chabrier dirigiendo la Filarmónica de Viena (DG 447751); Suite Checa de Dvorak dirigiendo la Orquesta Sinfónica de la NDR (DG 437506); Orfeo ed Euridice de Gluck, junto a Ragin, Sieden y McNail, y dirigiendo los EBS (DECCA 470424); Alceste de Gluck, junto a Caton, Tizer, Beuron y Von Otter, y dirigiendo los EBS (EMI 16570); El Mesías de Haendel, junto a Brett, Hale, Rolfe y Robbin, y dirigiendo los EBS (PHILIPS 434297); Saul de Haendel, junto a Brown, Holton, Dawson y Savage, y dirigiendo los EBS (PHILIPS 942802); Salomón de Haendel, junto a Rolfe, Watkinson, Argenta y Hendricks, y dirigiendo loos EBS (PHILIPS 667002); Israel en Egipto de Haendel, junto a Purves, Robertson, Holton y Salmón y dirigiendo los EBS (DECCA 4781374); Las Estaciones de Haydn, junto a Bonney, Rolfe y Schmidt, y dirigiendo los EBS (DG 431818); selección de Suites orquestales de Massenet dirigiendo la Orquesta de la Ópera de Monte Carlo (ERATO 45859); Sinfonía nº5 de Mendelssohn dirigiendo la Filarmónica de Viena (DG 459156); L´Orfeo de Monteverdi, junto a Dawson, Rolfe, Von Otter y Tomlinson, y dirigiendo los EBS (DG 419250); Vespro della Beata Virgine de Monteverdi dirigiendo la Orquesta y Coro Monteverdi (DECCA 414572); Sinfonía nº39 de Mozart dirigiendo los EBS (SOLI DEO 711); Misa en Do menor de Mozart, junto a Hauptmann, McNair, Rolfe y Montague, y dirigiendo los EBS (PHILIPS 420210); Don Giovanni de Mozart, junto a James, Clarkson, Margiono y Silvestrelli, y dirigiendo los EBS (DG 445870); Las bodas de Fígaro de Mozart, junto a Hagley, Terfel, Feller y Gilfry, y dirigiendo los EBS (DG 439871); Così fan tutte de Mozart, junto a Mannion, Gilfry, Trost y James, y dirigiendo los EBS (DG 437829); La flauta mágica de Mozart, junto a Oelze, Schade, Sieden y Welbat, y dirigiendo los EBS (DG 449166); Requiem de Mozart, junto a Von Otter y Bonney, y dirigiendo los EBS (PHILIPS 581909); selección de obras de Palestrina dirigiendo el Coro Monteverdi (SOLI DEO 701); Música para le Reina Mary de Purcell dirigiendo la Orquesta Monteverdi (ERATO 96553); The tempest de Purcell, junto a Hall, Earle, Thomas y Smith, y dirigiendo la Orquesta Monteverdi (ERATO 96555); Les boréades de Rameau, junto a Bourdy, Aler, Langridge y March, y dirigiendo los EBS (ERATO 245572); Sinfonía nº9 de Schubert dirigiendo la Filarmónica de Viena (DG 457648); la integral sinfónica de Schumann dirigiendo la Orquesta Revolucionaria y Romántica (DG 457591 — integral en 3 CD´s); y, finalmente, Requiem de Verdi, junto a Orgonasova, Miles, Von Otter y Canonici, y dirigiendo la Orquesta Revolucionaria y Romántica (PHILIPS 442142). Nuestro humilde homenaje a este gran director de orquesta.
Gusten más o gusten menos sus opciones, un gran músico y un gran director. Sus trabajos son siempre admirables desde el punto de vista del colorido en cada registro de la orquesta.
Algo siempre destacado de su actividad musical es el descubrimiento de obras de los grandes músicos del barroco. Pero en el momento que dirige el repertorio romántico muestra demasiadas debilidades, para mi gusto. Sin embargo, reconozco sus méritos como músico y especialista de la corriente historicista.
Un saludo para todos
Coincido totalmente con vuestras opiniones, en especial con la de Fernando. La crítica británica, muy dada por otra parte a barrer para casa, pone en lo más alto la integral sinfónica beethoveniana de Sir John. A mí, con todos los respetos, no me lo parece tanto. Pero doctores tiene la Iglesia. Eso sí, nadie puede dudar del rigor y de la seriedad de Sir John en el ejercicio de su oficio.
Un abrazo, amigos
LEITER
Lo que quise decir es que, si bien es cierto que la corriente que representa este director ni es la mía ni me parece del todo convincente-ya he dicho lo que pienso al respecto-sin embargo su trabajo es siempre el de un auténtico músico y merece ser escuchado con atención. Paso de su Beethoven y de los románticos dirigidos por el pero reconozco los recursos y la coherencia de un trabajo cuyos recursos son evidentes. Sir John no es ningún farsante ni ningún teatrero de mal gusto, es un músico de gran calidad comprometido con una visión peculiar que yo no comparto.
Me inclino a pensar que la labor de Gardiner en sus dilatados años de carrera, es del todo encomiable y digna de admiración. Su ejercicio investigativo de las obras de los períodos del barroco y el clasicismo es, a mi juicio, el más serio de todos los llevados a cabo por aquellos que orientan su actividad artística hacia los criterios historicistas de interpretación. Puede ser una opinión meramente subjetiva, pero Gardiner se sitúa en una escala superior a Harnoncourt o a Norrington (este último, verdaderamente impresentable las más de las veces).
De ahí que coincida con ustedes en sus apreciaciones sobre Gardiner. Es un gran músico, un auténtico artista que cree y ama su labor. Desde luego no está exento de sus puntos débiles -el enlace del 2° Concierto de Brandemburgo no me satisface- pero en general, su desempeño frente a una orquesta es siempre notable.
Respecto a la integral de las Sinfonías de Beethoven, la tengo en alta estima aunque estoy muy lejos de ponerla en el más alto punto de la excelencia interpretativa como hacen los ingleses, según nos cuenta Leiter. A mi juicio, siendo Gardiner uno de los mejores exponentes en su orientación interpretativa, el escuchar a Beethoven bajo su lectura supone un excelente ejercicio de apreciación musical que yo recomiendo muchísimo. Pero repito, está lejos del magisterio de Furtwängler, Karajan o Walter -especialmente en la Quinta Sinfonía donde los referidos son insuperables, al paso que Gardiner (es su lunar en este ciclo) no emociona del todo con la más conocida de las obras de Beethoven.
Aún debo escuchar más allá en el desarrollo del Romanticismo para hacerme una idea más certera sobre la manera como aborda el repertorio de dicho período. Por contra, en los períodos precedentes me satisface muchísimo, especialmente en Bach y en L’Orfeo de Monterverdi.
Abrazos afectuosos a todos!
Bueno, pues queda claro por unanimidad entre los clientes de este bar virtual que Eliot Gardiner es un muy solvente director al que hay que ponerle una señal de STOP a partir del Romanticismo. La crítica inglesa, querido Iván, es la más autocomplaciente del mundo. Hace unos años me regalaron un libro de esos de los 1000 mejores discos de música clásica. Leyendo algunas recomendaciones de críticos ingleses se te ponen los pelos de punta al no citar como referenciales grabaciones ya consagradas y, en cambio, meter alguna que, no digo yo que sea mala, pero que no llegan a esos niveles. Y por supuesto de ingleses. Son así de simpáticos.
Abrazos
LEITER