Teotihuacán ubicación y un poco de historia
A poco más de una hora por carretera desde la Ciudad de México surgen las ruinas de Teotihuacán, una ciudad antigua y misteriosa tan grande como la Roma imperial. Su nombre, Teotihuacán, es una palabra azteca que significa el lugar de los dioses y el emplazamiento tiene sus orígenes en una ciudad mucho más antigua.
El primer asentamiento, que se retorna al siglo I a. C., se convirtió en la urbe más grande de Mesoamérica hacia el año 500 de nuestra era. Toda la extensión ocupa un área de 21 kilómetros cuadrados y se calcula que llegó a tener una población de más de 100.000 habitantes, mayor que la de la Roma imperial.
La ciudad siguió un estricto trazado en forma de red y está orientada según un eje Norte-Sur.
Fotografía realizada por Michael Wassmer
Teotihuacán era una ciudad con un alto grado de sofisticación, con calles anchas, monumentales edificios religiosos y casas particulares. Sin embargo, las investigaciones arqueológicas han encontrado escasos datos sobre la vida cotidiana y las costumbres de sus habitantes.
La ciudad fue trazada con un plano tan estricto que se tuvo que desviar el cauce de un río con el fin de que no interrumpiera el entrecruzamiento de las calles. El eje principal, de norte a sur, discurre por una amplia avenida de 40 metros de ancho y poco menos de 2 kilómetros y medio de longitud que recibe el llamativo nombre de Calle de los Muertos.
La ciudad se halla flanqueada por templos y santuarios, aunque son dos colosales pirámides dedicadas al Sol y a la Luna las que dominan el entorno. En el centro del recinto se alzan dos edificios destinados a las asambleas, la Ciudadela y el Gran Recinto.
La primera es una plataforma de más de 350 metros cuadrados a la que se accede por una grandiosa escalinata. Sobre esta plataforma se eleva otra pirámide, el Templo de Quetzalcoatl, una deidad en forma de serpiente con plumas, que en principio tenía una altura de 21 metros y se apoyaba sobre columnas profusamente talladas.
Las serpientes de piedra, con la cabeza sobresaliendo de las columnas, presentan un aspecto del todo amenazador para el espectador.
Con sus 248 escalones que llegan hasta la cima y una altura aproximada de 73 metros, la Pirámide del Sol sufrió las consecuencias de unos trabajos arqueológicos llevados a cabo con muy pocas garantías y fue reconstruida a principios del siglo XX de una forma un tanto mejorable. Se piensa que en su cumbre se alzaba un templo en donde tenían lugar sacrificios humanos durante el período más decadente de la ciudad.
Toda la ciudad, que en su período de esplendor alcanzó un alto grado de desarrollo, adoraba a un dios de la lluvia y consideraba al jaguar como un animal sagrado. Toda la economía estaba basada en la agricultura y en la manipulación de la obsidiana.
Por extraño que pueda parecer, aún no se ha explorado una gran parte de lo que queda de Teotihuacán y ello ha dado pie a que surjan teorías un tanto extravagantes que afirman que la Calle de los Muertos era una antigua pista de aterrizaje para los extraterrestres. Aunque la teoría cuenta con escaso apoyo, lo que sí es del todo cierto es que los habitantes de Teotihuacán conocían muy bien los movimientos celestes y les atribuían una gran importancia.
No se sabe tampoco cómo terminó esta ciudad, aunque sí que el final fue violento y que en el siglo VIII la ciudad fue saqueada y quemada.
Si existe algo hipnotizador en el planeta, sin duda es esta maravilla.
No es para menos: gravita tal misterio en la zona junto a la palpitante energía de sus moles, que podría decirse que el emplazamiento está vivo, que es un ser vivo en sí mismo, por lo que no cabe duda que conecta con los Dioses mismos.
Aún con los adelantos de la arqueología moderna y el cientificismo galopante, ningún hombre de nuestro tiempo puede explicar ni definir plenamente este misterio, en razón de la pérdida de la Luz de los Dioses.
No es casualidad que estas estructuras guarden tanta similitud con las Pirámides de Egipto y con sus hermanas en diversas regiones del mundo -el sudeste asiático incluido. Está claro para mí que no se trata de simples construcciones humanas, atendiendo a una presunta habilidad de los ingenieros y arquitectos antiguos que resulta desconocida para los modernos. No puede ser así de simplista.
Desde luego los pueblos de la antiguedad estuvieron mucho más en contacto con conocimientos de los cuales el mundo de hoy se burla, en razón de lo que llamamos «extravagancia fantasiosa y sin pruebas empíricas». Y no solamente eso: fueron testigos y guardaron reminiscencia de hechos y personajes que no podían explicar estrictamente, pero de los cuales dejaron testimonios en sus monumentales construcciones y los cuerpos doctrinarios y mitológicos que constituían la base de sus credos.
Y aunque varíen de cultura en cultura, lo cierto es que en todas ellas subyace una misma realidad.
De Teotihuacán como de sus similares en todo el mundo -sean o no pirámides- se puede predicar que fueron construidas bajo principios totalmente diversos de los que se utiliza para las efímeras edificaciones modernas. Impera allí un Saber arcano, expresado en la Geometría Sagrada, opuesta a la geometría analítica, la cual tan sólo es la diminuta punta del iceberg. Y son tantos y tan grandes los misterios y las razones que allí se encierran, que tratar de encontrarlos todos es tarea para volverse loco.
Que si fueron construidas por seres humanos? Claro! Pero asistidos por civilizaciones mucho más poderosas y desarrolladas, conformadas por Seres de mayor porte y Sabiduría. Todos los relatos los definen como «luminosos Seres que de los cielos bajaron».
Por eso es mi creencia que estos monumentos en piedra que se cuentan por miles en el mundo, fueron construidos muchísimo antes de lo que se supone.
Por eso insisto: miremos hacia arriba.
Teotihuacán es todo un espectáculo para los ojos y todo un enigma para la mente.
Simplemente fantástico.
Abrazos, mi admirado Leiter.
Magnifico !No podría añadir ni una palabra más al comentario de Iván, es totalmente lo que pienso sobre la sabiduría arcana y los eones de tiempo… enhorabuena a los dos !!!
¿Os habéis fijado que casi todas las grandes pirámides del mundo están a una latitud muy similar? Agarrad un mapa y comprobadlo vosotros mismos.
He estado en Teotihuacán un par de veces y la verdad es que uno imagina que la historia debió ser muy distinta a cómo nos la han contado. Simplemente, con la tecnología actual, sería casi un milagro poder levantar estos dos colosos. Entonces surge la pregunta: ¿Y cómo demonios lo hicieron ellos? En Egipto sería aún más complicado por no decir que imposible.
Iván, aparte de ser un buen amigo eres todo un maestro en estos temas. Al igual que lo dicho por Jean François, me quito el sombrero ante tu brillante comentario. Bravo!
Un abrazo, amigos
LEITER