En el enlace al vídeo que hoy os dejo podemos escuchar el conocidísimo Ave María del compositor español Tomás Luis de Victoria, el primer motete que escribió a ocho voces y dos coros. La interpretación corre a cargo de la soprano Montserrat Figueras acompañada por La Capella Reial de Catalunya dirigida por uno de los mejores intérpretes españoles de toda la historia, el maestro barcelonés (Igualada) Jordi Savall (FONTALIS 9901). En esta pieza, el compositor abulense revela ya claramente las características de su poderosísimo estilo: Nobleza melódica, dicción y perfecto sentido de las proporciones. Determinados aspectos técnicos — procedimiento policoral — que posteriormente serían desarrollados en profundidad quedan aquí planteados en una obra de juventud. La serena y suavísima melodía fluye tranquila y misteriosamente desde el mismo comienzo.
De no ser por las figuras de Falla, Albéniz y Granados, el polifonista Tomás Luis de Victoria hubiera sido la gran referencia musical española de toda la historia. Para una buena parte de la crítica, su música está al mismo nivel de la compuesta por los dos más grandes maestros de aquellos tiempos, Palestrina y Orlando di Lasso. Si bien la base de su música es el canto gregoriano, la polifonía compuesta por Tomás Luis de Victoria tiende hacia la expresividad e incluso hacia el misticismo, por lo que ha sido relacionada con los dos grandes literatos místicos españoles de esa época, Teresa de Jesús (1515-1582) y Juan de Yepes, más conocido como San Juan de la Cruz (1542-1591). En efecto, la música de Tomás Luis de Victoria es mística y sensual, como corresponde a un compositor que dedicó su vida entera al servicio de Dios (No se le conoce ninguna composición de tipo profano). Nadie como este compositor — quien mantuvo evidentes paralelismos con pintores como El Greco o Ribera — caló tan hondo ni tradujo tan concisa y austeramente en sonidos la más sublime y ardiente emoción ante la contemplación de esa verdad divina que reflejaba su ideario. Pero además, el arte de Tomás Luis de Victoria discurre de la manera más sencilla posible, sin recurrir a los intrincados contrapuntos de la escuela franco-flamenca ni a los artificios comunes de otros compositores. Para obtener esos formidables recursos expresivos, a Tomás Luis de Victoria le bastó con emplear un hábil e inspirado manejo de la tensión entre melodía y armonía, un empleo adecuadísimo de determinados intervalos (Segunda aumentada y Cuarta disminuida) y de una no menos sorprendente y arriesgada utilización de la disonancia. La ausencia de superfluos adornos, la profundización del aspecto psicológico y la herencia de lo ya planteado por sus predecesores (Cristóbal de Morales 1500-1553), alcanzan en el compositor abulense su máxima magnitud expresiva.
Muy poco — o casi nada – se sabe de los primeros años de este músico natural de Ávila nacido en el año 1548. Al parecer, fue el séptimo de los hermanos de una familia acomodada que inició su formación musical en la Catedral de Ávila con los maestros Gerónimo de Espinar y Bernardino de Ribera, pasando luego a la Escuela de San Gil. Hacia 1563 ó 1565, fue enviado al Colegio Germánico de Roma (Jesuita) en donde se adentró en el estudio de la música sacra y en el de las técnicas compositivas más depuradas. Allí compuso su primera colección de motetes destinada a Otto Truchsess von Waldburg, benefactor de la institución. Tomás Luis de Victoria fue durante cinco años cantante y organista de la iglesia española de Santa María de Montserrat y más tarde Maestro de Capilla del Colegio, por lo que fue ordenado diácono en 1575. De 1578 a 1585 fue capellán de San Girolamo della Carità, período en el que su labor como compositor empezó a madurar del todo. Trasladado a Madrid, emplea su exclusiva dedicación al servicio religioso y a cumplir sus obligaciones como capellán privado de la hermana del monarca Felipe II, la emperatriz María, viuda de Maximiliano II, quien vivía retirada en el Monasterio de las Descalzas Reales de Madrid. Allí se mantuvo como compositor hasta 1603, año del fallecimiento de la dama, para quien compuso el Officium Defunctorum. Fue ésta su última obra. Conforme a un espíritu humilde y recogido como el suyo, falleció en calidad de simple organista en el Monasterio en 1611. De entre su obra, sobresalen 20 Misas, 44 Motetes y 2 Pasiones. Es considerado como el mejor polifonista español de todos los tiempos. Nuestro humilde homenaje a este excelente músico.
Enhorabuena este homenaje, Leiter. Exacto paralelismo entre Tomás Luis de Victoria y El Greco, estipes artísticas consanguíneos a Santa Teresa y al discípulo San Juan de la Cruz. Siglo místico: el Siglo de Oro ¿cuántas cosas más quedan por decubrir de este maravilloso siglo siempre eruditamente estudiado pero humanamente incomprendido?
Un abrazo, Leiter
Uf! Amigo, justamente tenía yo programado un post de Victoria en mi página, obsequio de dos conocidos (que reconocerás en el encabezado). Espero que no te parezca «robo de idea», sólo fue una coincidencia.
Concuerdo plenamente en los conceptos de esta entrada: para mí, Victoria es quizá el más grande músico español de todos los tiempos. Afortunadamente existen varios otros que justifican el «quizá», como los que tú has nombrado, a los que sumaría a Cabezón, Cristóbal de Morales y Turina. Arriaga no alcanzó a dar la medida de su genio, pero valga una mención honorífica.
En fin, el caso es que el Siglo de Oro español fue uno de los momentos más relucientes para la cultura occidental en los últimos quinientos años. El mundo sería mucho más pobre sin Lope, Quevedo, Cervantes, Zurbarán, el Greco o Victoria.
(PD. Lamento lo del Bernabéu. Está visto que para frenar a Messi, la única solución es un francotirador…)
Gracias por recordarnos una vez más al gran Tomás Luis de Victoria: Ave María, y cómo mejor que con su precioso Ave María.
Salud, paz, sonrisas y cordiales saludos.
Elgatosierra
Cuando leí «El Misterio de las Catedrales» del enigmático y escurridizo Fulcanelli, me llamó muchísimo la atención una frase según la cual, para el autor, el Canto Gregoriano es el tipo musical más perfecto que existe.
Al escuchar este breve motete de Victoria (bello apellido) y leer tu documentada entrada, más fuerza cobra en mí la idea expresada por Fulcanelli. Como bien dices, la base utilizada por Victoria es el Canto Gregoriano, echando mano de una expresividad inexistente en el Gregoriano, lo cual enfatiza aún más el carácter místico e iniciador de la Música.
Me parece que el genial Adepto Fulcanelli no carecía de razón: el Canto Gregoriano, más allá de sus textos litúrgicos estrictamente judeo-cristianos, transmite mucho más que el mensaje religioso dominante en Occidente. Las tonalidades, las partituras (su construcción), los sonidos que emiten tales cantos, las «vibraciones etéreas» que producen, llevan al oyente a un estado de contemplación extrasensorial que palpita en psique y produce transformaciones magníficas, donde imperan la Paz y una noble avidez de concocimiento. Por ello el lugar idóneo para escuchar esta Música es la Catedral Gótica, que participa de las «propiedades» del Canto Gregoriano, ya no desde la partitura, claro, sino desde la Arquitectura: la Piedra tratada.
Por eso, el motete de nuestro amigo Tomás Luís de Victoria (cómo me impacta su nombre) es una joya artística invaluable dado que combina la forma musical antigua con la nueva (nueva en el contexo de la época) y por ello trasciende aún más en su mensaje, más allá de su texto.
Por supuesto, aunque mi visión aquí expuesta se orienta hacia una concepción distinta, no significa que estas Músicas no sirvan al devoto cristiano en sus momentos de recogimiento. Claro que sí. Para eso fueron creadas inicialmente; pero al llevarlas más allá del mero mensaje primero, sirve a muchísimos propósitos, siempre que estos no sean abyectos claro. La Música es el Arte Supremo y no puede prestarse a ambiguedades de dudoso objetivo.
Magnífico ejemplo de esto es el Divino Bach, no sólo en su Música religiosa sino en todo su repertorio mágico.
Felicitaciones Leiter. Eres un Campeón Cultural. Qué bárbaro.
Un fuerte abrazo mi Amigo.
¡Fulcanelli! ¡Qué bárbaro, Iván! ¡Tremendo!
De verdad, Caballero Teutónico, que me dejas todos los días con la boca abierta. Tú y yo tenemos que hablar muy en serio de muchas cosas. Tú sí que eres un campeón cultural.
«Por ello el lugar idóneo para escuchar esta Música es la Catedral Gótica, que participa de las “propiedades” del Canto Gregoriano, ya no desde la partitura, claro, sino desde la Arquitectura: la Piedra tratada» — Jo, Iván, estás inspirado. No se pude expresar mejor el concepto. Me quito el sombrero. Bravissimo.
Nos quedan, en efecto, muchas cosas por descubrir del Siglo de Oro español, Otto. Un siglo de ruina económica y de verdadero genio creativo hispánico.
De Arriaga hablaré en breve, Joaquín. Te lo digo para que no me vuelvas a pisar…Ja, ja. Sobre Cristóbal de Morales hay mucho que estudiar aún. Grandioso compositor.
Gato, a pesar de todo, esto no es lo mejor de Tomás Luis de Victoria. Y con eso ya quiero decir muchas cosas. Para mí, Tomás Luis de Victoria es el mejor compositor polifónico de toda la historia, y no sólo española. Confieso mi absoluta devoción por su figura.
Os recuerdo que se han llevado mi ordenador personal al taller y que escribo desde el portátil de Celia. Os pido disculpas si no puedo visitar con asiduidad otros bares.
Real Madrid 0 Barcelona 2. Justo y necesario. Pero anoche ese no fue mi problema. Mi problema fue otro, mucho más grave… Ya os lo contaré.
Un abrazo, amigos
LEITER
Mi amigo Leiter, tú siempre me alabas de una forma que hasta me sonrojo. Mil Gracias por tus siempre nobles gestos hacia mí.
Amigos hinchas del Madrid: aunque la estoy pasando de maravilla viendo al Barça encumbrándose en lo más alto del deporte, francamente pensé que el Madrid se iba a imponer en su estadio. Bueno, así es el deporte. Mañana será el coloso madrileño del Bernabeu el que vuelva papilla a quien se le interponga en el camino…o a lo mejor el Bayern München, lo que me alegraría muchísimo, o el Milan, el Fenerbache, o hasta cualquier equipo de la tercera divisón de amateurs de Grecia (si Zeus los ayuda).
Leiter, si tienes algún problema y deseas escribir a mi correo, sabes que eres bienvenido. Aún si no puedo ayudarte, te «escucharé» en la distancia.
Abrazo a todos.
Gracias, Iván. No pasa nada. Es un tema muy personal pero tiene arreglo. Estuve muy afectado anoche. Ya te lo contaré personalmente, cuando todo se haya tranquilizado.
¡Larga vida al Bayern! Wagner se lo merece.
Un abrazo, mi apreciado y buen amigo.
LEITER
Gracias por tu guiño musical, como siempre impresionante.
Disculpa mi ausencia de estos días. Espero que se haya resuleto tu problema y estés perfectamente.
Besos
Tranquila, Amalia. Veo con satisfacción como estás ocupada en ese proyecto que ya empieza a ser realidad. A ver si pudieras enviarme un código para insertar el logo de DIDIDAI en este bar de copas virtual.
Lo mío no se trata de un problema. Es una simple cuestión de cabezonería… Ya se arreglará todo.
Besos, muchos besos
LEITER