Biografía y discografía de Ton Koopman
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No deja de ser una paradoja que en los Países Bajos, pese a contar con un reducido número de compositores de fama internacional mayormente centralizado en la etapa renacentista y barroca, la evolución de la interpretación musical ha adquirido cotas difícilmente igualables en otros países.
Desde que Willem Mengelberg se hizo cargo de la Orquesta del Concertgebouw de Amsterdam en 1895 y por un período que duró el medio siglo, la música holandesa no ha parado de ofrecer relevantes conjuntos sinfónicos y de cámara, excelentes directores de orquesta y no menos afamados solistas en cualquier modalidad instrumental.
Todo ello ha sido posible mediante la extraordinaria labor pedagógica impartida en los principales centros de formación musical holandesa, el Conservatorio Sweelinck — fusionado en 1994 con el Conservatorio Hilversum para dar lugar al actual Conservatorio de Amsterdam — y el Real Conservatorio de La Haya.
En estas dos instituciones ejerció como profesor Ton Koopman, una de las mayores autoridades, junto con Frans Brüggen, de la interpretación musical holandesa basada en instrumentos originales.
Biografía
Ton Koopman nació el 2 de octubre de 1944 en Zwolle, Países Bajos, e inició su formación musical en el Conservatorio de Amsterdam estudiando órgano con Simon Jansen y clave con Gustav Leonhardt, licenciándose además en musicología en la Universidad de Amsterdam.
Luego de haber recibido los premios superiores de órgano y clave en 1969 y 1970 respectivamente, Koopman fundó diversas agrupaciones orquestales como Música de Cámara, Música Antigua y la Orquesta Barroca de Amsterdam, formación con la que se adhirió al movimiento de la interpretación historicista y mediante la que se especializó en la música de Bach.
En cierto modo, Koopman no siguió la extensión de repertorio protagonizada por otros directores y conjuntos similares, trazando su línea de demarcación interpretativa en el mismo día de la muerte de Mozart en 1791. Desde ese momento, Koopman entabló relaciones con los solistas y directores de este reducido repertorio y así fueron importantes sus colaboraciones con Jordi Savall y René Jacobs.
Al frente de esta formación, Koopman realizó todo tipo de giras internacionales hasta que en 1992 fundó el Coro Barroco de Amsterdam, entidad que se fusionó con la orquesta. A partir de 1994, Koopman se embarcó en el magno proyecto de registrar las obras completas vocales de Bach, actividad que le ocupó durante más de diez años y que se tradujo en un set de 22 volúmenes con más de 200 cantatas de Bach editado por el sello ERATO y posteriormente por ANTOINE MARCHAND RECORDS. (El nombre en versión francesa del director).
Otro de los aspectos más destacados de Koopman ha sido su reelaboración de la casi perdida Pasión según San Marcos de Bach que ha acaparado numerosos premios y excelentes críticas. Director invitado por numerosas orquestas europeas de prestigio, Koopman trabaja con asiduidad con la Orquesta del Concertgebouw y con la Orquesta de Cámara de la Radio Holandesa, formación de la que es director principal desde 1994.
A partir de 2011, Koopman también ejerce como director residente en la Orquesta de Cleveland y suele ser un habitual colaborador de la Orquesta del Mozarteum de Salzburgo. Koopman ejerce en la actualidad como profesor de clave en el Conservatorio de La Haya luego de haber ejercido el mismo cargo con anterioridad en el Conservatorio de Amsterdam. Caballero de la Orden del León Holandés y miembro honorario de la Royal Academy of Music de Londres, Koopman está casado con la clavicembalista y profesora del Conservatorio de La Haya Tini Mathot, mujer con la que suele compartir muchos de sus conciertos.
Ton Koopman es una de las personalidades musicales más importantes en el actual panorama de la música antigua e interpretada con instrumentos de época. Aparte de su actividad como director, Koopman es además un magnífico teclista que ha obtenido numerosos galardones discográficos internacionales por sus versiones al órgano y clavicémbalo.
Dotado de un estilo de dirección un tanto heterodoxo en el que suele prescindir de la batuta, el catálogo de gestos faciales de Koopman suele resultar casi humorístico en ocasiones por sus abiertas aperturas bucales acompañando a sus imprevistos cambios de orientación sobre el podio.
Director entrañable y con un cierto aspecto de patriarca, Koopman ha desarrollado una de las actividades discográficas más extensas e importantes de la actualidad en el repertorio barroco y clásico, aunque en ocasiones la crítica especializada ha advertido un sobre uso de ornamentación en algunas de sus lecturas, aspecto del que Koopman se ha defendido apelando a una fidelidad total en las partituras originales.
Producción discográfica debida a Ton Koopman
Podemos mencionar las siguientes grabaciones (advertimos que los distintos enlaces que vienen a continuación no tienen porqué corresponderse necesariamente con la versión citada pero sí con la obra mencionada):
- La integral de las Cantatas de Bach dirigiendo la Orquesta Barroca de Amsterdam (CHALLENGE diversas numeraciones);
- Magnificat de Bach, junto a Dürmüller, York, Bartosz y Mertens, y dirigiendo la Orquesta Barroca de Amsterdam (EUROARTS 2053419);
- los Conciertos de Brandemburgo de Bach dirigiendo la Orquesta Barroca de Amsterdam (APEX 2564613642);
- selección de obras corales de Buxtehude dirigiendo la Orquesta Barroca de Amsterdam (CHALLENGE 72250);
- selección de motetes orquestales de Charpentier dirigiendo la Orquesta Barroca de Amsterdam (APEX 4617442);
- Música acuática de Haendel dirigiendo la Orquesta Barroca de Amsterdam (WARNER 4697014);
- los Conciertos para órgano de Haendel, tocando y dirigiendo la Orquesta Barroca de Amsterdam (WARNER 4695500);
- selección de Sinfonías de Haydn dirigiendo la Orquesta Barroca de Amsterdam (CHALLENGE 72360);
- los Conciertos para clave de Haydn, tocando y dirigiendo la Orquesta Barroca de Amsterdam (CHALLENGE 72390);
- selección de Sinfonías de Mozart dirigiendo la Orquesta Barroca de Amsterdam (APEX 3892392);
- Exsultate jubilate de Mozart, junto a Luba Orgonasova y dirigiendo la Orquesta del Mozarteum (EUROARTS 2072218);
- Requiem de Mozart, junto a Watkinson, Pregardien, Van der Kamp y Schlick, y dirigiendo la Orquesta Barroca de Amsterdam (ERATO 17909);
- selección de Tafelmusik de Telemann dirigiendo la Orquesta Barroca de Amsterdam (ERATO 92876);
- y, finalmente, selección de Conciertos de Vivaldi dirigiendo la Orquesta Barroca de Amsterdam (ERATO 94811).
Nuestro humilde homenaje a este gran director de orquesta.
Gran entrega mi fiel Leiter. Y aquí estoy como hacía días no podía estar. Pero ya sabes que no soy amigo de abandonar por demasiado tiempo.
Cuando en otras ocasiones hablábamos sobre esta interesante escuela de directores que, abarcando los aspectos historicistas de la interpretación -en la dirección o en el ámbito solista-, se dedican a un concienzudo estudio del cómo debe sonar la música bajo este criterio, evadimos por puro olvido el nombre de Ton Koopman, un hombre que está a muy poco de igualar a Gardiner en lo mejor de su desempeño sobre el podio. Para decirlo de otra manera, Koopman me parece uno de los más importantes y mejores exponentes del campo de actividad descrito.
Aún así, no es su faceta de director la que más me atrae, sino sus majestuosas interpretaciones de Bach en el órgano. Precisamente allí estuvo mi primer contacto con Koopman, hace muchos años atrás, cuando adquirí un disco en donde justamente se incluían algunos de los más reconocidos «Orgelwerke» del genio de Eisenach. Koopman sufre una especie de transformación cuando se encuentra frente al soberbio instrumento, cuyo sonido no a todos agrada -a ti por ejemplo, siempre me lo has dicho. Resulta una experiencia casi onírica escuchar cómo Koopman extrae lo mejor del profundo significado de Bach al órgano, dominando a la perfección su complejo teclado, los pedales y los dispositivos que accionan las variadas tesituras emanadas de los tubos (es todo un desafío tocar órgano y además hacerlo bien), aunado a un gran entendimiento de las partituras gigantescas del maestro.
Así las cosas, la música para órgano de Bach se llena de sentido, aún más allá de lo que la profunda mente de su compositor pudo concebir, obedeciendo a una especie de arquetipo cuyos dominios son especialmente los planos suprasensibles. Es una perfecta conjunción compositor-intérprete, al cual se suma el oyente en el estado perfecto para abrevar de esta fuente de iniciación.
Y es que en los últimos tiempos me encuentro absolutamente hechizado por las obras para órgano, sean de Bach o de cualquier otro compositor de los períodos barrocos e incluso pre-barrocos. Son como vías hacia otra realidad, tan real como la sensible misma.
No es que que como director juzgue que lo hace mal, de ninguna manera. Lo que quiero decir es que prefiero más una faceta que la otra. En cuestiones orquestales, me oriento más hacia Gardiner y Richter, si de Bach hablamos. Será para mí una asignatura pendiente el familiarizarme más con el Koopman director.
Hace poco tuve en mis manos un DVD con un concierto donde Koopman interpretaba su reconstrucción de la Pasión según San Marcos. Por desgracia no lo vi ni lo escuché por cuestiones ajenas a mi. He tenido mucha curiosidad por conocer esta obra y hacerme un juicio sobre la misma, esto es, saber si la obra es fiel al propio Bach, o si se trata de una sucesión de subjetividades propias de Koopman, creyendo ser fiel a las intenciones del compositor. No son pocas las obras que sin haber llegado nunca a ser compuestas, o haberse perdido, son pretendidamente recuperadas por musicólogos e intérpretes y donde vemos una primacía de sus intenciones personales, más no la del compositor. Esto es causa de no pocas confusiones entre los no muy versados en el tema. La «Décima Sinfonía de Beethoven» es un ejemplo de ello. Para mí, esto ha sido el mayor fraude de la historia de la Música. Es como pretender atribuirle a Cervantes un libro que jamás escribió, sólo por el hecho de haber garabateado frases inconexas aquí y allá.
Celebro mucho, mi gran amigo y hermano, que tu estado de salud sea mejor. Eso prueba que estás más vivo que muchos y luchando por absoluto amor a la Vida misma. Enhorabuena.
Fuerte abrazo de tu amigo y hermano.
Siempre se ha comentado que Koopman, como perfectamente señalas, es mejor solista que director. Y yo también me apunto a esa tesis, la verdad. Aunque, como ya sabes y así lo has expresado, yo tengo una particular manía al timbre del órgano. Aparte de todo el comentario, me parece muy interesante la reflexión que haces al final del mismo sobre esa moda de recomponer obras basadas en simples apuntes. Y la comparación que haces con respecto a Cervantes me parece tan acertada como idonea. Si yo mismo, y ya lo hemos comentado en alguna ocasión, paro el Requiem de Mozart al finalizar el Lacrimosa, no puedo por nunca aceptar que se hable de una «pretendida» Décima de Beethoven en base a no se qué apuntes. Nunca he escuchado la Pasión según San Marcos según Koopman y los argumentos que esgrimió el director para su elaboración no me parecieron muy convincentes. Eso sí, al parecer Koopman dedicó tres años de su vida a una reconstrucción que rompió del todo con esquemas anteriores basados en la Cantata 198. Ese mérito sí que lo tiene por su innovación. Pero, vamos, que tampoco me dice nada. Existen obras artísticas que se han perdido para siempre y eso hay que admitirlo a no ser que se de el milagro de encontrarlas en los fondos de un armario. Lo demás es una mera especulación, arropada por excelentes trabajos musicológicos, sin duda, pero una mera especulación.
Muy buen comentario, amigo y hermano Iván
Un abrazo
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