Que el mundo está cambiando es una obviedad pero, como todos los egocéntricos, percibimos que esos cambios no están dentro de nuestro ámbito. Sólo nos referimos a los cambios en el llamado mundo árabe y no percibimos que la ola es mucho más amplia, cierto es que con otras manifestaciones y consecuencias, pero también nos abarca a los llamados occidentales.

¿Pero a qué me estoy refiriendo? En los últimos días hubieron sendas elecciones en Francia y Alemania con resultados adversos para los partidos gobernantes. No es mi objetivo analizar los resultados en función de ganadores y perdedores, sino desde la perspectiva del por qué se han producido los mismos. El análisis de su impacto interno me excede por capacidad y desconocimiento del electorado. No obstante lo señalado, entiendo que existen algunos aspectos que pueden ser extrapolados a nuestro país y creo no equivocarme que marcarán la hoja de ruta de todos los gobiernos de Europa de los próximos años.

La realidad de la crisis nos ha explicado los cambios en Reino Unido, Irlanda, Grecia y también la reciente crisis de Portugal y como el argumento era de suficiente calado no hicimos el esfuerzo de pensar cuán determinante era entre otros aspectos. En los casos de Francia y Alemania, donde la crisis no ha impactado fuertemente o por el contrario ha hecho el efecto contrario, el electorado ha dicho no.

Desde mi perspectiva lo que ha pasado es que por primera vez ha existido una ruptura entre el modelo de enamoramiento de los partidos hacia el electorado que hará en el mediano plazo un cambio en la manera de relacionarse entre los políticos y los votantes. Desde siempre la clase política había asumido:

– la representación que le otorgaba el elector era un cheque en blanco del que podían hacer uso permanentemente sin considerar hasta la próxima elección si su acción de gobierno estaba en línea con lo que la gente demandaba.
– consecuencia de lo anterior las promesas, principios y dogmas se adecuaban al devenir de los hechos y se manipulan a discreción.
– los discursos se construían para la tribuna y en una segunda etapa se maquillaban para que el ciudadano de a pie lo digiriera con el trillado esquema de caperucita y el lobo (oposición). En este juego el distanciamiento de las verdaderas bases se fue haciendo cada vez más grande.

Los acontecimientos señalados abren un nuevo escenario para los políticos cuyas líneas directrices tendrán que tener en cuenta los siguientes aspectos si su objetivo es perdurar, gobernar y fundamentalmente cumplir el rol inexcusable que la democracia representativa les impone (cumplir con su electorado).Estas son entre otras :

– asumir en todo momento que son representantes de un poder que les ha sido delegado con alcance limitado.
– la coherencia y transparencia deben ser premisas del cumplimiento de ese mandato. Ello no significa cambiar en función de los distintos escenarios sino que cuando se den las circunstancias deberán ser claros y sin ambigüedades.
– estrechar la distancia con los votantes para entender lo que les demandan sin las interpretaciones capciosas de intermediarios (asesores/entorno).
-entender que la política es una actividad en la que como en cualquier trabajo debe renovarse el contrato (en este caso con los votantes) todos los días, dando lo mejor de sí.
-el afiliado/simpatizante no es un coto de caza privado sino por el contrario alguien a quien hay que “cautivar“ permanentemente con propuestas con contenido para que no se espante.
– los independientes cada vez más serán definitorios y su porcentaje en el número total de votantes crecerá.

Un comentario de un votante de los Verdes en Alemania resume claramente el tema: “no es que esté de acuerdo totalmente con ellos pero por lo menos sé claramente lo que piensan y qué esperar de ellos”

Como dice un buen amigo “ tiempo al tiempo”

Un abrazo

THENIGGER