Vincenzo BelliniVincenzo Bellini,  I Puritani

En el enlace al vídeo que hoy os dejo podemos escuchar el enternecedor duo Prendi, l´anel ti dono (toma, el anillo te doy) de la ópera La sonnambula del compositor Vincenzo Bellini. La interpretación corre a cargo de Ferruccio Tagliavini y Lina Pagliughi acompañados de la Orquesta Sinfónica de la RAI de Turín dirigida por Franco Capuana y dicha grabación se encuentra disponible en el sello PREISER RECORDS (Ref 20038). La escena pertenece al cuadro primero del primer acto, cuando Amina y Elvino cantan el amor que sienten tras entregarle el novio un anillo de bodas y un ramo de violetas. Considerada por ciertos especialistas como la mejor ópera de Bellini, La sonnambula fue compuesta en apenas un par de meses y estrenada el 6 de marzo de 1831 en el Teatro Carcano de Milán. El libreto fue obra de Felice Romani, quien se basó en una obra de Eugène Scribe, y la ópera supuso el primer gran triunfo de Bellini. El derroche melódico del compositor y la sencillez de sus personajes contribuyeron al éxito de una trama que se caracteriza por la ausencia de instantes de verdadera tragedia, aspecto que suele caracterizar toda la obra de Bellini, marcada por la espontaneidad y apoyada por una orquestación muy delicada.

Tras la Segunda Guerra Mundial renació el interés por la ópera belcantista gracias a los esfuerzos de figuras como Maria Callas y Joan Sutherland. Algunos títulos que habían permanecido olvidados durante más de cien años fueron llevados a la escena aunque, en muchas ocasiones, sin tener una idea clara del modo en que habrían de sonar estas óperas en cuestión. El bel canto refleja el gusto por la improvisación propio del siglo XVIII y la exhibición técnica de unos cantantes a los que se les exigía una alta dosis de embellecimiento y decoración. Pero este pretendido ideal — técnica más gusto — no se realizaba a menudo y los cantantes tendían a hacer todo lo que se les pasaba por la cabeza ante la forzosa diplomacia por parte de los compositores. Algunas figuras líricas de la época no dudaban en modificar la música escrita para adaptarla a sus propias conveniencias, llegando al extremo de que a veces los compositores tenían dificultades para reconocer su propia obra. Con todo, los compositores escribían óperas con tanta rapidez debido a las necesidades del mercado que eran numerosos los pasticci o tomas prestadas de otras óperas. (El barbero de Sevilla, por ejemplo, toma prestado material de cuatro óperas anteriores). Además, esta velocidad meteórica de composición se veía favorecida porque todas las óperas se componían de acuerdo a una misma fórmula: coro inicial, serie de arias y conjuntos, y coro fin de acto en el que la pareja de cantantes avanzaba hasta el borde del escenario para imponerse al público. De los compositores belcantistas, tal vez fue Bellini el que trató de apartarse más de estas fórmulas.

Vincenzo Bellini nació el 3 de noviembre de 1801 en Catania, Sicilia, y en el seno de una familia de músicos, por lo que desde muy joven empezó a sentir inclinación hacia la música y la composición. Protegido por el duque de San Martino, de 1819 a 1825 Bellini amplió la formación inicial recibida de sus padres en el Conservatorio de Nápoles, estudiando contrapunto, armonía y composición bajo la tutela de los profesores Furno, Tritto y Zingarelli. Como colofón a sus enseñanzas en dicho conservatorio, Bellini presentó allí su primera ópera en 1825 causando tanta admiración que un año después recibiría un encargo del Teatro San Carlo. Posteriormente, Bellini partió hacia Milán, ciudad en donde empezó su colaboración con el libretista Felice Romani, y en donde obtuvo un relativo éxito con dos producciones. Pero fue en 1831 cuando Bellini alcanzó la gloria como operista al presentar en Milán sus dos obras maestras, La sonnambula y Norma. Tras un fracaso en Venecia, en 1833 Bellini rompió con Romani y aceptó un encargo en París tras dirigir en Londres. Establecido ya en la capital francesa, Bellini conoció allí a compositores de la talla de Chopin, Liszt y Cherubini, y compuso en 1835 su última producción, I Puritani, de éxito tan brillante como efímero. Aquejado de una grave enfermedad, Bellini falleció el 23 de septiembre de 1835 en Puteaux, Isla de Francia. Su prematura muerte cortó de raíz la esperanza más que prometedora que había logrado con su corta producción.

Junto con Rossini y Donizetti, Vincenzo Bellini fue uno de los compositores más brillantes de la ópera italiana del bel canto. La fama y perdurabilidad de algunas de sus óperas se debe a las largas e inspiradas frases líricas de los cantantes y a la gran agilidad vocal que su música suele exigir. Pero a diferencia de otros autores, Bellini se aseguró de que cada pieza de exhibición encajara perfectamente en la puesta en escena, por lo que toda explosión de aria llevaba a un clímax de emoción en el personaje. Compositor también de sinfonías, conciertos, canciones y música religiosa, Bellini fue un pintor de las emociones merced a una prodigiosa concepción melódica que dejó huella en autores como Chopin, Verdi e incluso Wagner. Sirva desde aquí nuestro humilde homenaje a este fabuloso compositor.

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