La tradición interpretativa romántica de los directores de orquesta alemanes se inició a finales del siglo XIX bajo la sombra de Wagner y abarcó una primera generación de directores formada por personalidades como Hans von Bülow, Hans Richter y Arthur Nikisch que fue inmediatamente seguida por Wilhelm Furtwängler, Hans Knappertsbusch y un todavía muy joven Bruno Walter. El relevo de estos directores fue tomado por una tercera generación abanderada por Wolfgang Sawallisch y Christoph von Dohnányi, tal vez iniciando el ocaso de una larga lista de grandes directores alemanes que coincidió con el auge de figuras austríacas en plena madurez como Herbert von Karajan o el doctor Böhm, también garantes de la más pura tradición germánica. Ciertamente, cada nueva generación acusó una serie de modificaciones que habían ido arraigando en la concepción global de las funciones del director de orquesta, cada vez más obligado a ocupar cargos de intendencia y con la determinación de una industria discográfica del todo abrumadora que, lamentablemente, puso en circulación una buena cantidad de mediocridades. No obstante, la tradición alemana de la dirección orquestal siempre entendió este arte como un ejercicio de auténtica disciplina. Si hubo un director que encarnó en todo su conjunto la típica cultura sólida del intérprete puramente alemán ese no fue otro que Eugen Jochum. Y fue precisamente ese factor lo que le convirtió en una atractiva figura musical, casi al borde de la relicaria veneración en sus últimos años, a escala internacional.
Eugen Jochum nació el 1 de noviembre de 1902 en Babenhausen, Baviera, en el seno de una familia de gran tradición musical. A los cuatro años de edad el pequeño Jochum recibió sus primeras nociones musicales de parte de su padre y a los siete ya tocaba el órgano en la iglesia de su localidad natal. Poco más tarde Jochum ingresó en el Conservatorio de Ausgburg para completar su formación pianística y más adelante en la Academia de Música de Munich para perfeccionar sus conocimientos en composición y dirección bajo la tutela de los profesores Hermann Waltershausen y Siegmund von Hausseger. Al tiempo que cursaba sus estudios, Jochum empezó a trabajar en el Teatro de Munich y en el de Moenchenglabdach, especializándose en la dirección coral. En 1926 debutó como director en Munich con tal éxito que enseguida le fue ofrecido el puesto de director musical de la Ópera de Kiel, centro en donde permaneció hasta 1929 y en el que adquirió una enorme experiencia. De 1930 a 1932 Jochum fue Generalmusikdirektor en Duisburg al tiempo que iniciaba su colaboración con la Filarmónica de Berlín. Dos años más tarde fue nombrado sucesor de Karl Muck y del doctor Böhm en la Ópera y la Filarmónica de Hamburgo, una de las agrupaciones operísticas más importantes de Alemania. Su estancia allí coincidió con el advenimiento del nazismo, régimen con el que Jochum se identificó del todo pese a que obras de autores proscritos como Hindemith o Bartok siguieron formando parte de su repertorio (por contra, Jochum apenas frecuentó a los judíos Mendelssohn y Mahler). En 1943 la Ópera de Hamburgo resultó destruida y Jochum tuvo que trasladarse al Teatro Talía, mucho más modesto. Finalizada la guerra, Jochum salió absuelto de toda acusación de colaboracionismo y regresó a Baviera para fundar en 1949 la Orquesta Sinfónica de la Radiodifusión Bávara, formación a la que en pocos años convirtió en una de las mejores de toda Alemania.
Por aquellos años Jochum empezó a realizar grabaciones discográficas y a centrar su repertorio en dos de los autores que más estrechamente estuvieron unidos a su nombre, Bruckner y Wagner. De esta manera, Jochum debutó en Bayreuth en 1953 con una aclamada representación de Tristán e Isolda que volvería a repetir al año siguiente. En 1961 Jochum se hizo cargo, junto a Bernard Haitink, de la Orquesta del Concertgebouw de Amsterdam, formación con la que ya había trabajado durante los años de guerra y con la que realizó una exitosa gira por los EEUU. De forma paralela a su actividad en Holanda, Jochum se dejó mucho ver con la Orquesta Sinfónica de Bamberg y también animó la escena londinense de conciertos. Ya en la década de los años setenta, Jochum colaboró con la mejor orquesta de la otra Alemania, la Staatskapelle Dresden, con la que registraría su segunda versión de la integral sinfónica de Bruckner. Los últimos años de Jochum estuvieron marcados por las grabaciones y giras de conciertos, especialmente con la Orquesta del Concertgebouw. Infatigable hasta sus últimos días, Jochum ofreció su último concierto con la Orquesta Filarmónica de Munich a principios de 1987 para fallecer un par de meses después, el 26 de marzo de 1987, en la misma capital bávara. Su muerte, precedida unos años antes por la del doctor Böhm y seguida un par de años después por la de Karajan, significó el cierre de una generación de directores depositarios de la gran tradición romántica de la dirección orquestal.
Admirador incondicional de Furtwängler, Jochum fue un director cuyo estilo de dirección, en absoluto ambicioso, fue más bien instintivo y eficaz. Su gran vitalidad le permitió dirigir hasta pocas semanas antes de su fallecimiento, siendo testigo a lo largo de su dilatada trayectoria de un mundo en continua convulsión política, social y cultural. La musicalidad de Jochum estuvo marcada por el enraizamiento en el catolicismo barroco del sur de Alemania y la influencia del teólogo Romano Guardini, con quien compartió una gran amistad. Su repertorio no fue muy extenso, incluyendo a un Bach que puede resultar un tanto pesado a nuestros oídos actuales, a un Beethoven caracterizado por un compulso énfasis en el tratamiento contrapuntístico y en el que se echa de menos una mayor calidez y a un Brahms cuyo acentuado lirismo chocó un tanto con la tradición a la que Jochum pertenecía. En sus últimos años inició un nuevo acercamiento a Haydn y Mozart con ciertas dosis de aligeración que tuvieron mucho que ver con el instrumento utilizado para dichas lecturas y que no fue otro que el grupo de orquestas londinenses. La Segunda Escuela de Viena y sus posteriores derivaciones atonales, dodecafónicas y seriales le fueron del todo ajenas, en consonancia con un espíritu tan apegado al tardío romanticismo. En cambio supo apreciar los resquicios tonales de compositores como Orff, con quien siempre le unió una gran vinculación, Egk, Sutermeister y Fortner.
Pero el compositor más referencial para Eugen Jochum, acorde también con la espiritualidad de sus ideas católicas, fue Anton Bruckner. El director alemán no sólo se ocupó del sinfonismo de Bruckner, sino también de las pequeñas y grandes obras corales. Con las sinfonías se relacionó íntimamente en una época en la que dichas obras se consideraban aún especialidades de repertorio. Jochum fue el primero en registrar la totalidad de las sinfonías brucknerianas, optando siempre por la edición Nowak, en un estilo sobrio que, según algunos que se autoproclaman como especialistas, tal vez se encuentra superado a día de hoy. Con todo, esta primera integral contribuyó de manera decisiva a que los países latinos aceptaran la grandeza de un compositor muy mal conocido hasta esos momentos y con muchos prejuicios originados por parte de la crítica francesa, quien no dudaba en calificar al compositor de Ansfelden como de graníticamente aburrido. El nuevo ciclo sinfónico bruckneriano grabado en 1976 con la Staatskapelle siguió pautas interpretativas muy similares al modelo precedente, aunque se ganó mucho en lo relativo a la toma sonora. El estilo bruckneriano de Jochum se caracterizó por una alternancia de devota piedad y un ataque de efecto garantizado, acentuando más el colorido barroco que lo meramente arquitectónico. Intentó evitar aquellos aspectos de Bruckner más vinculados a Wagner en base a reforzar una espiritualidad piadosa que contrasta con el tumultuoso narcisismo de Wagner. Tal vez con acierto, Jochum tuvo muy claro que los caminos sinfónicos de Bruckner eran, aunque conectados, bien distintos de las innovaciones estructurales y armónicas empleadas por el autor de La Tetralogía.
De entre la producción discográfica debida a Eugen Jochum podemos mencionar las siguientes grabaciones. (Advertimos que los enlaces que vienen a continuación no tienen porqué corresponderse necesariamente con la versión citada pero sí con la obra mencionada): La Pasión según san Mateo de Bach, junto a Uhde, Pears, Potzinger y Grümmer, y dirigiendo la OSRB (GALA 100661); Oratorio de Navidad de Bach, junto a Ameling, Prey, Laubenthal y Fassbaender, y dirigiendo la OSRB (PHILIPS 416402); Misa en si menor de Bach, junto a Donath, Fassbaender, Ahnsjö y Hermann, y dirigiendo la OSRB (EMI 68640); Sinfonías nºs 2, 5 y 6 de Beethoven dirigiendo la Orquesta del Concertgebouw (PHILIPS – integral – 837102); Concierto para violín de Beethoven, junto a Wolfgang Schneiderhan y dirigiendo la Filarmónica de Berlín (DG 459403); Concierto para violín de Brahms, junto a Nathan Milstein y dirigiendo la Filarmónica de Viena (DG 453142); Sinfonías nºs 1, 2, 4, 5, 6, 7 , 8 y 9 de Bruckner dirigiendo la Staatskapelle Dresden (EMI – integral – 73905); Sinfonía nº100 de Haydn dirigiendo la Filarmónica de Londres (BBC LEGENDS 4176); La Creación de Haydn, junto a Hotter, Seefried y Ludwig, y dirigiendo la OSRB (MELODRAM 40055); La Canción de la Tierra de Mahler, junto a Merriman y Haefliger, y dirigiendo la Orquesta del Concertgebouw (Dg 463628); Concierto para violín nº4 de Mozart, junto a Johanna Martzy y dirigiendo la OSRB (DG 16119); Obertura de Las bodas de Fígaro de Mozart dirigiendo a la Orquesta Nacional de la RTF Francesa (Referencia desconocida); Misa de la Coronación de Mozart, junto a Fischer-Dieskau, Gedda, Hamari y Moser, y dirigiendo la OSRB (EMI 69023); Boris Godunov de Mussorgski, junto a Hotter y Hopf, y dirigiendo la OSRB (MYTO 138); Carmina Burana de Orff dirigiendo la OSRB (DG 474131 – grabación histórica); Das dunkle Reich de Pfitzner, junto a Pitzinger, Ebers, Hotter y Ludwig, y dirigiendo la OSRB (ORFEO D´OR 273922); Concierto para piano de Schumann, junto a Monique Haas y dirigiendo la Filarmónica de Berlín (DG 689502); Paseo nocturno y puesta de sol de Sibelius dirigiendo la OSRB (DG 4803297); Tristán e Isolda de Wagner, junto a Tobin, Varnay, Adam y Vinay, y dirigiendo la Orquesta del Festival de Bayreuth (MELODRAM 10030); Los Maestros Cantores de Wagner, junto a Domingo, Laubenthal, Ludwig y Fischer-Dieskau, y dirigiendo la Orquesta de la Ópera de Berlín (DG 477559); y, finalmente, Lohengrin de Wagner, junto a Crass, Windgassen, Nilsson y Blankenheim, y dirigiendo la Orquesta del Festival de Bayreuth (ARCHIPEL 281). Nuestro humilde homenaje a este grandioso director de orquesta.
Amigos, estabamos hablando de Josef Krips y me sentía en medio de cierto dilemna ya que estaba al mismo tiempo de acuerdo con Leiter y con Iván. Pensaba: es cierto que hay que dejar la música fluir y no reducirla a un vínculo. Totalmente cierto. Pero también pensaba , y siempre lo pensé: A Krips le falta sentido !! Y de repente aparece lo que, por lo menos para mi, cosntituye un tipo de respuesta: la imagen del grandioso Jochum ! Jochum conocía el sentido, no era ningun dandy. Y sin embargo la humildad asoluta de Jochum, la humildad como esencia de un pensamiento y fundamento de una actitud frente a la música …esta humildad hacía que ante todo dejaba la música fluir, ante todo.. Sus Beethoven son reveladores en este sentido, y son dignos de muchísimo respecto. Su creación de Haydn es de total y pura antología. Y sus Bruckner son lo que son. Eugen Jochum era un inmenso servidor de la música. Muy emocionante para mi es este video de Paris en 1980. Todo mi respecto y admiración hacia el gran Eugen Jochum
http://www.youtube.com/watch?v=PXeswCvSahU
Maestro Mounielou, el vídeo está desactivado y hay que entrar directamente a YouTube para visionarlo.
Aprovecho esta circunstancia para comentar que la próxima semana tendremos serios problemas con nuestras entradas debido a esta lamentable e intolerable circunstancia de que se supriman vídeos en YouTube sin previo aviso. Esta madrugada, he revisado las entradas que han de aparecer en este bar virtual la próxima semana. El miércoles aparecerá una entrada dedicada a Antal Dorati en esta sección. Durante su diseño, me pasé más de toda una tarde enlazando con vídeos de cada una de las 104 sinfonías de Haydn, un trabajo ciertamente agotador. Bien, a la hora de revisar la entrada, compruebo que todos esos enlaces han sido ya suprimidos. El domingo día 11 de diciembre publicaremos en GUIÑOS MUSICALES una entrada sobre MAX REGER. El ejemplo que puse era un enlace a la SUITE ROMÁNTICA que también ha desaparecido, no encontrando alternativa posible. Aún así, he decidido mantener la entrada.
La semana pasada, nuestro amigo Iván Paixao se sintió descorazonado al comprobar que YouTube había suprimido su enlace a una entrada referida sobre el cineasta Fritz Lang en su blog. Afortunadamente, el trabajo de Paixao permanece aunque no es posible visualizar el vídeo.
Desde esta casa, manifiesto mi repulsa por esta incalificable actitud de YouTube, propia de tiempos censores ya superados. Es muy duro que te tires horas y horas en redactar una entrada con el único objetivo de establecer un canal de difusión cultural y que tu trabajo se vea volcado por decisiones que no son justificables bajo ningún punto de vista. Y más cuando lo que se propone es un simple enlace no una inserción directa o apropiación el vídeo. A nosotros nadie nos paga por dedicarnos horas y horas a presentar algo que nos gusta con el único interés de que los aficionados puedan tener una mayor perspectiva de la música y de establecer un sano debate dialéctico. Sólo por ese humilde motivo seguimos con nuestra tarea. Pero resulta descorazonador que nuestro trabajo se vea ortopédicamente mutilado por decisiones y reclamaciones que sólo tienen como interés engordar la cuentas bancarias de compañías y empresas discográficas que no acaban de entender que la mejor publicidad para sus productos es precisamente la de mostrar sus ejemplos.
Pero aún más triste resulta que con nuestros enlaces a Youtube favorecemos el incremento de visitas a dicho portal, elevando con ello las tarifas de su publicidad. Y desde esta casa, tenemos también la costumbre de referenciar las versiones que enlazamos para una hipotética compra por parte del oyente interesado. O sea, que somos tan idiotas de encima hacerles el juego. Seguiré con esta política, pese a todo, y aún considerando que el Wagner de Knappertsbusch o el Beethoven de Furtwängler son Patrimonio de la Humanidad y que nadie tiene derechos sobre su propiedad. Y de efectivamente tenerlos, ya han ganado suficiente dinero con estos productos. Por no hablar de los casos como el del vampirismo aplicado por la Sociedad General de Autores de España, entidad que incluso reclama derechos de autor al interpretarse himnos en determinados eventos deportivos o incluso en celebraciones de boda. Todo ello para que su antaño presidente, Teddy Bautista, esté procesado por desfalco de dinero y apropiación de (Este tipo no tendría que salir de la cárcel en su puñetera vida, por ladrón y estafador) fondos sin su consiguiente distribución entre los interesados. Y todo ello con la dejadez de la autoridad política competente. Y así nos luce el pelo, con miembros de la Casa Real Española implicados en escándalos de clientelismo con la anuencia de los políticos más corruptos y engañabobos que ha dado la vida política española. De seguir así, llegará un día en que tengamos que pagar por contemplar Las Meninas en el Museo del Prado (entrada aparte). Las compañías discográficas y las corporaciones mediáticas que se basan en la difusión artística no se están dando cuenta que su labor no es sólo la de recaudar fondos atendiendo a su pretendida adquisición de derechos sobre obras que sólo petenecen a la Humanidad. Así van cayendo, una tras otra, incapaces de comprender que no se puede pagar 25 euros por un CD… Y encima sensurando y amenazando a quienes osan de publicar en un medio como INTERNET algún fragmento de «su propiedad».
Hace años que no compro un CD ni pienso hacerlo hasta el fin de mis días. Con mi dinero y mi trabajo tampoco se juega. Si quiero escuchar algo acudo a SPOTIFY en su versión de pago, que es donde creo que va a estar el futuro de la música grabada. Mi colección de más de 5.000 grabaciones la tengo apartada en el desván. No pienso acudir a ella ya que casi todo lo tengo en SPOTIFY. Que se pudra.
Contestaré a los comentarios de Eugen Jochum en otro momento, ya que ahora mismo me siento estafado por parte de YouTube y de las compañías discográficas que presentan reclamaciones por insertar tan solo unos vídeos de contenido musical. EMI ya ha cerrado. Ojalá se hundan todas en su asquerosa y voraz codicia.
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Querido amigo y maestro Leiter, tengo una pregunta para Vd: ¿Como se llama en español lo que nosotros llamamos «point d’ orgue»?? Es decir el símbolo de medio círculo con un punto en el centro el cual indica que la duración de la nota sostenida es libre ?? No encuentro la traducción, solo he encontrado la palabra «calderón». Es que quisiera escribir sobre lo magistral que es para mi el primer movimiento de la quinta de Beethoven por Jochum y necesitaría esta palabra…Un abrazo y animo con Youtube que la verdad es que sobrepasan los límites…
Se llama efectivamente CALDERÓN aunque también se utiliza el término FERMATA
Un abrazo, Jean François
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Ha pasado un tanto desapercibido el bravo Jochum en esta formidable tertulia…quizás esto de deba a que se trate de un director que en España no llegó a este reconocimiento unánime que adquirió mas al norte especialmente en los últimos años de su vida. En la segunda parte de la década de los 70 fué cuando nos dimos realmente cuenta de que Jochum, lejos de jugar un papel segundario, también era grande. Y por mi parte valoro mucho , de forma general, la búsqueda del equilibrio. Volví a escuchar este primer movimiento de la quinta y para mi es de lo mejor, y aún más: se nota perfectamente hasta que punto Jochum se fijó en Furtwaengler para luego , en determinado sentido, modernizar la visión. La contrucción del movimiento no pasa en primer lugar por las notas cortas marcadas FFF sino por la dosificación, para llamarla así, de los calderones, de los tres calderones. Tengo que decir que cuando escucho este movimiento me fijo ante todo en estos calderones ya que para mi en ellos se encuentra todo el asnetamiento del movimiento. Y Furtwaengler lo dijo muy claro: la llave del movimiento entero está en el tercer calderón. Pues para mi lo que hace Jochum es totalmente modélico, ya que en su interpretación los dos primeros calderones no tienen la misma duración y esto son muy pocos los que lo hacen. Y el tercero «confirma» el segundo, sosteniendo más. Asimilación y modernización del arte de Furtwaengler, totalmente. En fin, Jochum se va dejandonos grandes tesoros musicales, como la creación o la misa de Mozart, no solo Bruckner. Conocía perfectamente como dirijir a los coros, y en esto también era modélico. Y por último me quedo muy admirartivo escuchando el preludio del primer acto de Parsifal, una pura maravilla. Un saludo a todos
Supongo, Maestro Mounielu, que hace usted referencia — en lo relativo al tercer calderón — al que viene sosteniendo la nota aguda (acorde de Sol menor con prolongación en calderón de la nota aguda en compás 21) en la cuerda de primeros violines). Si es así, desde mi modesta opinión, no soy muy partidario de prolongar en exceso esa nota si no es para tomar aire e impulso y atacar de nuevo el motivo en el compas siguiente. Desde mi punto de vista, si alargamos en exceso la duración de esa nota, el fluido se queda un tanto entrecortado, como creo que le ocurre a Jochum en ese ejemplo que nos cita. A mí no me parece natural. Observo como un vacío articulado que va más allá de la indicación del sostenimiento de la nota. Por lo menos, así me lo parece a mí. Se toma demasiado aire, tal vez, y el discurso parece como cortado. Reitero, amigo Jean François, que es sólo mi impresión. Me gusta mucho más la medida que le da Karajan, por ejemplo, a esa nota acalderonada del acorde.
A mí con Jochum me ocurre una típica cuestión que también se produce con otros directores: No dejo de pensar que es un excelente director, pero siempre encuentro alguna versión que me parece mejor. No recuerdo nada absolutamente referencial dirigido por él. Su Bruckner es ciertamente modélico, pero tal vez prefiero el de Böhm, sobre todo en la Séptima. Su Beethoven es solvente, pero ahí está Furtwängler. Su Brahms no me gusta nada (la famosa integral de los conciertos con Gilels al piano no me parece tan excelente como la crítica sugiere). Para Haydn, elijo a Szell… No sé, mi admirado amigo. Con Jochum — grandísimo director — siempre encuentro una alternativa mejor a la suya.
Creo que fue un grande de la batuta – y mucho al final de su vida, donde nos dejó lecturas repletas de maestría estructural — pero no un genio de la batuta. Yo creo que le faltó un punto de fluidez interpretativa. Le encuentro como un director, a veces, muy encajonado, sin posibilidad de asumir riesgos. Y, obviamente, asumo que puedo estar muy equivocado en mi apreciación personal. Tal vez necesite arrimarme más a sus versiones.
Mi abrado, admirado amigo y maestro Jean François.
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Amigo Leiter, aqui, si me permite, tenemos dos cosas bien distinctas:
1-En lo que a la quinta de Beethoven se refiere, tenemos tres calderones, no uno. Compas nº 2, nº 5 y nº 21. Se trata de un tema de interpretación, por esto Beethoven lo dejó en manos del intérprete. Y aqui no estaríamos de acuerdo a nivel interpretativo, ya qque yo sin ninguna duda lo haría como Jochum. Pero lo que qquisiera resaltar es que el que escribió sobre estos calderones haciéndo de ellos la base misma del movimiento fué el mismisimo W. Furtwaengler en un discurso sobre Beethoven y la forma perfecta, un discurso que tuvo mucha importancia sobre mi propio espíritu,que me impactó tanto que sirvió de base al escrito que mandé al Dr Böhm el cual pareció causarle impresión ya que su respuesta inmediata fue invitarme a ir a Salzburg a verlo. Esto es puramente anecdótico, pero si encuentro el discurso de Furt sobre estos calderones y el «Gran Calderon» ( compas nº 21) intentaré traducirlo. Para mi estos tres calderones con sus respiraciones Y los silencios que les siguen son las llaves del «codigo secreto» de este movimiento, no lo puedo remediar y también tenemos el último trabajo de bruno Walter con la orquesta Columbia que va en la misma dirección.
2-En cuanto a Jochum estoy medio de acuerso, y creo que hay cierta injusticia hacia su figura. Por supuesto no es ni karajan, ni el Dr Böhm, ni Bruno Walter, etc etc…pero enconces Leiter tengo que preguntar lo siguiente: porque se les reconoce a directores como Beecham o Krips, que nunca fueron grandes, este derecho de «dejar fluir» la música sin más misticismo y a Jochum solo se le ve el defecto? Jochum era un hombre auto limitado, por decirlo así, por sus propias raices, del catoliscismo barroco del Sur. Y no ointentó ir hacia más, vale, estoy de acuerdo. El Bruckner del Dr Böhm es mucho más magistral, por supuesto que sí. Pero si nos situamos en esta…como decir…segunda fila de directores, la fila donde hace unos días encontrábamos a un Krips, entonces Jochum es muy digno de respecto, y además dejó cosas punctuales que ni un krips ni un Beecham-Solo elijo a estos dos como prototipos de una categoría, pero se podría citar a muchos más, hubieran podido soñar. La creación de haydn por Jochum es magistral e inolvidable, del más alto nivel. En mi juventud no se me podía hablar de Jochum, yo era del equipo Böhm y nada de nada, no quería saber nada de el. Luego me di cuenta de que habia sido injusto, por lo menos es lo que creo hoy en día. Un abrazo
¡Ya está faltando el tiempo para leer ese escrito que usted mando al doctor Böhm! Por favor, amigo Jean François, saque tiempo de donde sea y háganos llegar ese escrito cuanto antes. Me muero de ganas por leerlo.
Entonces, en concreto, nos estamos efectivamente refiriendo al tercer calderón del compás 21. Yo insisto en que dado que lo que se prolonga es sólo la nota aguda del acorde, una prolongación excesiva me resulta muy lacerante. De todas formas, como el propio Beethoven escribió un calderón, hagámoslo a nuestra voluntad, que en eso mismo consiste un calderón.
Alabar las virtudes de Krips o Beecham no significa que denostemos a Herr Jochum. Son maneras distintas. Estamos ante un caso típico de asociación de ideas. Pero concretamente para Mozart yo prefiero la fluidez de Beecham y Krips. Es una simple cuestión de gustos. Y por supuesto a Bruno Walter.
Por eso mismo digo que Jochum, pese a ser un excelente director, no es un genio al estilo del doctor Böhm. Por lo menos, a mí no me lo parece (y volvemos con el asociacionismo de ideas).
Sea como fuere, prometo durante esta madrugada escuchar atentamente todo ese primer movimiento de la Quinta dirigido por Jochum. Tal vez saque algo más en claro a esas horas.
Mi admirado abrazo, maestro Mounielou. Y, por favor, no olvide esa carta…
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Ay, la carta…está en mi casa del pirineo, y también el texto de Furtwaengler en el cual plantea la pregunta: porque Beethoven puso este calderón??? Y la explicación es inmensamente furtwaenglariana…pero de todas formas, la duración de la nota con Jochum es la misma que la de Furtwaengler, practicamente no hay diferencia. Lo único que yo no haría y que hace Jochum es ralentizar justo antes del acorde, yo no ralentizaría pero mantendría la nota igual jajajjajjajja…bueno lo prometo, la proxima vez que voy al Pirineo vuelvo con la carta al Dr Böhm, la escribí con 22 años !! Un fuerte abrazo
Lo único que yo no haría y que hace Jochum es ralentizar justo antes del acorde, yo no ralentizaría pero mantendría la nota igual
¡Ahí, maestro Mounielou, ahí es donde yo quiero llegar! ¡Lo ha clavado una vez más! Perfecto. No estamos tan alejados en nuestra concepción estética pero usted es más valiente que yo al mencionarlo. Y más preciso. Me ha solucionado un problema que tenía con esta dichosa versión desde esta madrugada.
Mi agradecimiento y mi más sincero abrazo, amigo y maestro — ahora más que nunca — Jean François
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El discreto y prudente Eugen Jochum, se mantuvo durante su vida artística, voluntariamente al margen de todo boom publicitario que pudiese eventualmente venir a perjudicar su acercamiento a la música y -una vez más- al sentido que ella entraña, el mensaje profundo que el compositor ha querido legar a través de los sonidos. Aunque su ultraconservadurismo católico pudiese constituir algún sesgo a la hora de comunicar ese mensaje, no es menos cierto que Jochum procuró ser sincero y honesto con los músicos que componían el catálogo de su repertorio, aunque para ello tueviera que ser necesariamente fiel a sí mismo.
Si Jochum fue heredero de una finísima tradición musical de Baviera, también fue un legatario de la más pura doctrina conservadora católica. Sin llegar a decir que fue un Inquisidor musical, lo cierto es que su batuta respira el Credo Niceno y por ello se aparta un poco de ciertos mensajes de clara evocación pagana: Wagner aunque brillante bajo su dirección, resulta un golpe de pecho cuando surgen los enanos, Dioses, dragones y Héroes de la Tetralogía; su Tristán en lo musical es referente, pero quizás lejano al contenido más íntimo que gravita en cada uno de sus versos: lo que los críticos han llamado «vaguedades del Tristán» (frase ridículamente absurda), no es más que una visión del protagonista -de Wagner más bien- sobre un Paraíso Perdido en la más oscura noche de los tiempos. Es preciso escuchar atentamente el «O Sink Hernieder» del segundo acto, o los «desvaríos» de Tristán malherido en el tercero, para percibir que algo más subyace en todo ello. Allí Tristán invoca algo así como un universo paralelo que se expresa en sus palabras sobre la noche, el viaje hacia la lejanía, su desprecio hacia la luz del sol físico que le ciega y su nostalgia por una llama interna mucho más vívida que toda la que le rodea…Hay en todo ello un claro mensaje anti-católico (Cristiano) y que sólo puede lucir como «vaguedades» para los pretendidos críticos musicales, apoyados más en el racionalismo científico del hombre como objeto productor y la naturaleza como fuente a ser explotada. Ese totalitarismo descarta concepciones que no se sometan a su racionalidad y sólo aceptaría, de trasladar su cientificismo a la religión, un ideario judeo-cristiano muy poco saludable para el cabal y amplio entendimiento de muchas concepciones filosóficas que cifran su saber en la música, en Wagner especialmente.
Jochum actúa un poco así -intenta serlo- y por ello su Bruckner procura ser más cercano a la beatitud del compositor que a la grandilocuencia wagneriana que en su música abunda.
Pero repito: Jochum es referencial en la interpretación de estos dos Genios.
Su ultraconservadurismo religioso empero, le traiciona en algunas ocasiones. Su grabación de la Tercera Sinfonía de Bruckner, con la Orquesta Sinfónica de la Radio de Baviera (no recuerdo el año) es una Oda a la Mitología Nórdica en su faceta más pagana. Siendo esta obra la más evidente evocación wagneriana, especialmente su cuarto movimiento que es Die Walküre sin palabras, su interpretación en nada refleja una piadosa devoción cristiana y sí mucho del luminoso y antiguo pueblo guerrero del norte.
Ya en la Séptima Sinfonía grabada con la Filarmónica de Berlín (caracoles, tampoco recuerdo el año), algo se perdió de la monumental expresividad de esta obra. Allí Jochum se atropelló un poco, no sabiendo hacia qué lado ir. Es, por desgracia, la única grabación de esta obra que conozco bajo la batuta de Jochum.
Bueno, no se si seré muy exigente cuando de la Séptima se trata.
Pero en mi humilde concepto, el punto cumbre de Jochum es la Missa Solemnis de Beethoven, dirigiendo a Agnes Giebel, Marga Höffgen, Ernst Haefliger, Karl Ridderbusch, el Coro de la Radio Neerlandesa y la Orquesta del Concertgebouw de Amsterdam, en un concierto ofrecido en septiembre de 1970. Es sencillamente grandilocuente y emocionante, con una sonoridad orquestal y coral pocas veces alcanzada en esta obra grandiosa. Resulta una de las mejores interpretaciones de la Missa Solemnis. Por desgracia no encuentro un enlace de esta interpretación para ofrecer el ejemplo.
Leiter, vas a tener que explicarme muy bien el asunto de SPOTIFY: soy un completo ignorante sobre el tema, apegado como soy a la colección de discos y temeroso de cualquier innovación que prescinda del soporte discográfico: ojalá nunca nadie pretenda suprimir los libros o los cuadros, de lo contrario las bibliotecas y los museos perderán su razón de ser.
Pero todo es posible en este mundo de locos.
Alucinantes todos sus comentarios amigos míos.
Un fuerte abrazo.
Muy apreciado amigo Iván, leo con mucha admiración sus comentarios en la entrada relativa a Eugen Jochum. Estoy muy de acuerdo con Vd aunque al lado de esta Misa Solemnis y en el mismo nivel pondría su creación de Haydn. Ahora bien; Quizás no sea el lugar adecuado pero sus palabras, en otro nivel, me sorprenden y me chocan. Todo lo que dice de Wagner es perfectamente cierto. Y todo lo que dice del pensamiento católico, desde mi punto de vista, también lo es. Especialmente buena su explicación relativa a la «exteriorisación» de la creación como objeto diferenciado y separado ( no parte del Uno esencial), siendo esto la base de la explotación masiva y abusiva de los recursos de la naturaleza. Pero Dios mío porque sigue confundiendo catoliscismo con Cristianismo? Y el cristianismo con una devoción piadosa sin contenido ? Yo me siento fundamentalemente cristiano, de tradición hermética y teología llamada negativa, my profundamente mistérica, y al mismo tiempo considero a Roma como el mayor fracaso de la historia del pensamiento humano. Pero en España parece que ya no hay lugar para nosotros, a pesar de que nuestra visión fue la esencia del pensamiento esotérico templario sin el cual Toledo no hubiera podido ser, y que tuvimos al grandísimo Ramon Llul y a todos sus seguidores, que fueron esenciales hasta en la construcción de la bibliotéca del Escorial…Todo se reduce ahora al catoloscismo moderno ( tomista) y se confunden las palabras Cristiano / católico…sin embargo la España católica moderna es, en parte, una mentira, España y su historia hasta los Reyes católicos es asolutamente esencial para la comprensión del hermetismo, España es un pais de magos cristianos, auténticos magos que nada tienen que ver con la piedad del siglo XIX…en fin, como Vd lo dijo una vez en realidad no estamos tan lejos, ya sabemos que son aspectos distinctos de la misma tradición arcana, en el mundo invisible esto corresponde a las «casas del padre» de las cuales hablaba Jesucristo que son familias y escuelas distinctas pero no necesariamente enfrentadas. Un saludo y un abrazo !
Bueno, hoy la he tomado con Herr Jochum. Visualicemos el vídeo del enlace a la Quinta Sinfonía en su primer movimiento para ilustrar mi anterior respuesta al acertado comentario de Jean François. Atención a la parada de 6.25. Jochum trata de retardar pero no retarda, sino que pega un frenazo en brusco. La respuesta en 6.28, sólo un par de segundos después, se me antoja quebrada, descarrilada. ¿A qué viene ese retardo a partir de 7.18? Aquí sí que retarda… Pero ¿por qué? La excesiva prolongación del calderón en 7.26 no me satisface porque vuelve a romper el hilo y todo el problema viene por el ritardando previo. La magia de la nueva entrada sonora en ppp se pierde, se desvanece, por arte de magia, valga la tonta redundancia. No es tanto un problema de prolongación de nota, sino de ritardando previo.
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Leiter,hay que mirar la mirada de Toscanini en este punto, en este compas, como diciendo a los músicos: A tempo, no ralentizen! Y hay otro rallentendo que no entiendo, pero no es de Jochum, es de muchos, incluido el Dr Böhm, en 93- Porque ralentizar esto? Marcar no debe confundirse con ralentizar! Aqui Jochum es de lo que mejor lo hacen, desde mi punto de vista.Un abrazo.
Aquí está la solución, bueno, una de las soluciones posibles
http://www.youtube.com/watch?v=sYlXDw2EoTE
O vienes ritardando desde mucho antes y al llegar al punto conflictivo gritas :Tempo! o lo quiebras todo.
Comparen este vídeo con el de Jochum y juzguen
PD: Maestro Mounielou, parece que estamos haciendo un master sobre la 5. Jo, y eso que la entrada estaba poco animada al principio. De todas formas, el master lo está dirigiendo usted, que conste. Espero que me conceda un aprobado, por lo menos, jajaja.
Mi abrazo, amigo y maestro Jean François.
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No se quien es y no quiero atreverme, pero la visión se acerca mucho mucho a lo que busco personalmente aunque un pelín rígido en algunas marcaciones, lo cual hace que el tempo parece precipitarse…en todo caso es asolutamente magnífico
Maestro Mounielou, se trata de Bruno Walter (y pese a mi admiración por Walter, no dejo de apreciar esa rigidez de la que usted hace alusión. Completamente cierto). De todas formas, estamos de acuerdo a que es una buena alternativa. Seguiré escuchando y trataré de poner más ejemplos. No obstante, hace unos dos años, escribí una entrada en el apartado de VERSIONES COMPARADAS sobre este primer movimiento de la Quinta. Le dejo el enlace. La admisión de comentarios en esa entrada está cerrada pero se puede continuar aquí, en este apartado.
De nuevo mi agradecimiento y mi admiración, Jean François.
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Perfectamente de acuerdo Jean-François: Cristianismo no es igual s Catolicismo, aunque el segundo sea consecuenca del primero. Pero si nos ponemos a hablar sobre estos vericuetos aquí…
En fin, para eso estamos; para opinar y contraopinar, enriqueciendo los conceptos y el saber.
Con toda la detenida y merecida calma, escucharé atentamente la magistral cátedra sobre el 1° mov. de la Quinta de Beethoven con Jochum a la cabeza para sacar conclusiones sobre lo que ustedes exponen.
Bruno Walter es Bruno Walter. Admirable siempre.
Abrazos.
Muy apreciado amigo Ivan, tiene vd razón, quizás este no sea el sitio para hablar del origen de los mitos. Por lo tanto no voy a seguir en esta dirección, más allá de decirle esto, contestando a sus palabras: para nosotros, digamos los cristianos herméticos, decir que el pensamiento católico moderno,el cual corresponde a la sistemisación racional de la teología tomista, decir que esto ha nacido directamente del hecho cristiano, como consecuencia directa, esto no nos vale !! La teología racionalista no nace de la teología negativa, la cual siempre existió y es parte, a título de componente, de la gran tradición arcana. Simplemente sería imposible.El mismo «cristianismo» ni siquiera nace con el misterio de la encarnación ya que como mito esencial existía mucho antes en las religiones del mundo mediterraneo. Lo que hizo el Nazareno fue actualizar-en el sentido más esotérico de la palabra-un mito del mundo mistérico antiguo. Decir que el pensamiento del carddinal Ratzinger nade de este mito esencial sería como decir que el hitlerismo nace con Wagner y Niestche. Para mi sería lo mismo. El sistema tomista, de esencia jurídica y racionalista, nace del encuentro tan eterno como desastroso entre la dualidad lineal de la mente humana con el impulso de poder. Bueno ya está, lo dejamos aqui, quizás encontremos el espacio adecuado para profundizar, si asi lo desea. Un abrazo
Teníamos una sección EN MATERIA RELIGIOSA en donde hablábamos un poco de estos temas. Si ustedes lo desean, miren el contenido de entradas publicadas en dicha sección y abriré de nuevo la admisión de comentarios en aquellas entradas que ustedes estimen oportuno. No hay mayor problema por mi parte.
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Amigo Leiter, el tema es que con la quinta no pararíamos nunca. Para cualquier aspirante al arte de dirigir este movimiento es apasionante, compas por compas, porque deja muchas cosas en manos del interprete. Y así tendría yo mucho más que decir, empezando por la respiración incial y el pulso inicial, hay mucho que decir, como un pequeño tratado. Además, para mi se trata de uno de los ejemplos más claros de lo que llamo «código secreto», estas llaves que el compositor ha puesto detrás de la partitura y que toca descubrir. Son componentes casi iniciáticos, totalmente alejados de la visión lineal de los directores de hoy en día, y pienso en otra partituraa al escribir esto, bueno a dos: las introducciones de los primeros movimientos d e la 38 y de la 39 de >Mozart. Podríamos hacer pequeñoss tratados con estos tres ejemplos !!!
Un abrazo
Pues esas dos sinfonías de Mozart son las que más me gustan, amigo Jean François… Anímese si quiere decir algo al respecto. Por cierto ¡Mira que me gusta darme propaganda de mi mismo! En este enlace que dejo en la sección de ANÁLISIS MUSICAL tocamos la 39.
Un abrazo.
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