Voy caminando por los bosques del atardecer
y la brisa de tu alma me acaricia los instintos;
una sombra de emoción me envuelve
al paso de cada nueva curva,
con estampas de bullicio en antesala
preludiando mi noviazgo con tus olas.
Ya intuyo tu línea de celeste horizonte
cuando desciendo por el callejón de las ilusiones;
me abrazo a tu fragancia embravecida,
poema de ritmos marineros,
cuando tus lágrimas de espuma se cuestionan
mi ausencia tras siete años de suplicio.
Ya no quiero volver a separarme
de tus cánticos de amor correspondido.
De misterio se viste la noche en el reencuentro
con la luna y su testigo de perfiles estrellados;
¿Qué romance me escondes bajo tus aguas?
Como perlas vivarachas sobre un manto acrisolado
brillan los reflejos que me escoltan a tu estancia,
sonrisa plateada en la espesura de tus sueños.
Ya no quiero volver a separarme
de tus cánticos de amor correspondido.