Compositor húngaro Zoltan Kodály
En el enlace al vídeo que hoy os dejo podemos escuchar las Danzas de Galanta del compositor húngaro Zoltan Kodály. La versión del vídeo se corresponde con una lectura llevada a cabo por la Orquesta Sinfónica de la Radio Checoeslovaca de Bratislava dirigida por el maestro británico Adrian Leaper y dicha grabación se encuentra disponible en el sello NAXOS (ref 8550520). Puedes comprarla también en Amazón aquí.
La obra se solapa en dos vídeos, siendo éste el segundo.
Escritas tras un encargo de la Sociedad Filarmónica de Budapest, las Danzas de Galanta fueron estrenadas en la capital húngara el 23 de octubre de 1933.
Se da la circunstancia de Kodály había vivido su infancia en el pueblo de Galanta, una localidad húngara musicalmente famosa por disponer de una orquesta cíngara estable. Al parecer, algunas de las danzas ejecutadas por dicho conjunto fueron publicadas en una colección de la que tal vez se sirvió Kodály. Con todo, el maestro húngaro dejó testimonio en esta colección de danzas de su enraizamiento con el folklore húngaro, adaptando a su visión sonora los aires exóticos y nostálgicos, siempre indomables, que desprende dicha música popular.
Las Danzas de Galanta son una de las obras más famosas de Kodály y su popularidad se debe especialmente al extraordinario verbo rítmico y a la brillantez de la escritura orquestal. La forma del conjunto se aproxima a la de un rondó, tras una lenta introducción seguida por la exposición temática del clarinete, concluyendo la obra con una espectacular y muy desarrollada coda.
Cuando Bela Bartok falleció en 1945 en Nueva York, la noticia apenas conmovió al ámbito musical. Sin embargo, muy pocos años después, Bartok sería considerado como uno de los más grandes maestros de su época.
El ritmo y el sonido de sus creaciones se contrapusieron a la fría abstracción de Schönberg y Webern, convirtiéndose Bartok en un compositor cuya obra entusiasmaba a la juventud. Schönberg, hombre cosmopolita y eminentemente intelectual, consideró siempre el folklore como algo totalmente incompatible con la música más avanzada. Incluso Stravinski, sobre todo en su primera etapa, produjo sólo en contadas ocasiones obras del todo enraizadas en el folklore en un momento en que en determinados países centroeuropeos la espontánea y original ejecución de la música popular había sido sustituida por un método más encorsetado y potenciado por los centros culturales radicados en las urbes.
Hungría era antes de la Primera Guerra Mundial el único país centroeuropeo todavía no inmerso en la civilización industrial y que aún contaba con un folklore realmente vivo. El enriquecimiento de la música contemporánea a través de las hasta entonces olvidadas fuentes de la música popular habría de quedar reservado a dos grandes maestros húngaros, Bela Bartok y Zoltan Kodály.
Biografía
Zoltan Kodály nació el 16 de diciembre de 1882 en Kecskemét, Hungría, y realizó sus estudios secundarios en Galanta y posteriormente en Nagyszombat (actual Trnava en Eslovaquia). Decidido a alternar la carrera musical con las Letras, Kodály se instaló en Budapest para estudiar composición con Koessler en la Academia Franz Liszt y Letras en la Facultad de Budapest.
Profesor diplomado en 1905, Kodály se lanzó ese mismo año a las zonas rurales húngaras en la búsqueda de las tradiciones más antiguas de la música campesina. Un año más tarde, Bartok, también discípulo de Koessler, se incorporó a dichas actividades. Doctorado en Letras a finales de 1906, Kodály realizó un breve viaje a Berlín y París, ciudad esta última en donde conoció la música de Debussy. Ya en 1907, Kodály fue nombrado profesor de teoría y composición en la Academia Franz Liszt en donde ejerció hasta 1940.
A partir de 1920 su fama como compositor adquirió categoría internacional y hacia la década de los años treinta Kodály dotó de un nuevo espíritu a la música húngara en el campo de la música religiosa, coral y en el de la enseñanza mediante la editorial Magyar Kórus. Más tarde, Kodály comenzó la sistematización de la música popular húngara a través del Corpus Musicae Popularis Hungaricae, cuyo primer volumen saldrá a la luz en 1951.
Jubilado en 1942, un año más tarde Kodály fue nombrado miembro de la Academia Húngara de Ciencias, siendo su presidente desde 1946 a 1949, y ejerciendo como jefe de la Comisión de Musicología desde 1951. Nombrado doctor honoris causa por numerosas universidades europeas, Artista de la República Popular de Hungría en tres ocasiones, Premio Kossuth, y presidente desde 1961 del International Folk Music Council, Kodály falleció finalmente el 6 de marzo de 1967 en Budapest.
Zoltan Kodály fue un prolífico compositor aunque dicha faceta sólo fue una más de sus numerosas actividades musicales. Infatigable recopilador de música popular, Kodály también fue un eminente pedagogo que ideó un sistema para la enseñanza que todavía tiene vigencia en el mundo entero.
Buena parte de sus centenares de canciones corales y obras vocales fueron recopiladas junto a Bartok en los Cárpatos mientras que en su música de concierto, si bien utiliza también material popular, se expande en piezas de gran envergadura y con un carácter húngaro muy marcado — del mismo modo que lo es el inglés de Vaughan Williams o el finlandés de Sibelius — que otorga al conjunto de su obra de una enorme calidad sonora. Sirva desde aquí nuestro humilde homenaje a la figura de este gran compositor y pedagogo.
Hombre, qué entrada cuidadosamente bien escrita! La he leído con sumo placer, y te agradezco la visión sinóptica del folklore en la música clásica. La precisión de lenguaje es estupenda, amén de información y comentarios bien hilvanados y documentados. Por ejemplo, aquel detalle de Hungría como la última nación no-industrializada antes de la Primera Guerra es revelador, explica muchas cosas, así como la mentalidad de las grandes urbes frente a los aires musicales campesinos.
Desconocía estas Danzas de Kodály. Gracias en suma por otra gran entrada, querido amigo.
Un abrazo!
No me puedo creer que nunca hubieras escuchado esta pieza, amigo Joaquín. Celebro que ahora ya la conozcas.
¿No piensas que Kodály es un compositor prácticamente ignorado hoy en día? Bartok le ha fagocitado del todo y cuando se habla de Kodály es para referirse a su pedagogía musical. Es una puñeta, la verdad, porque tiene obras realmente buenas. Aparte de la suite Hary Janos, tal vez lo más conocido, el Psalmus Hungaricus es un pedazo de partitura. También me parece interesante el Concierto para orquesta. Por no hablar de su obra de cámara.
Un abrazo, maestro
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Toda la razón, leiter: oficialmente hablando, Bartók se zampó a Kodály. Es que habrás notado que en los usos y costumbres del público promedio, y por supuesto en las prácticas comerciales de los grandes sellos, hay una tendencia a concentrarse en un puñadito de nombres y obras, en fin, un simplismo metódico que acabaría girando en los mismos lugares comunes, si no fuera por los exploradores de repertorios musicales desconocidos. “—¿Beethoven? Ah, sí claro que lo conozco: Para Elisa, Claro de Luna, esa sinfonía del chachacha-chán… y el Himno de la Alegría” “—¿Mozart? Ah, sí por supuesto: la Serenata Nocturna y la Marcha Turca”… Y luego: “¿Música de Hungría? Claro: Liszt y Bartók”. En la práctica esto se traduce en poca circulación de los otros compositores. Y por haber empresarios y público que piensan así podemos tener, quién sabe, otros Schubert o Bach o Telemann largamente ignorados. No digo que a uno le tenga que gustar todo; lo que me molesta es la gente que desdeña la curiosidad y tiene pereza de realizar descubrimientos… pero quiere seguir posando de “entendido”. Mira cómo el propio Bartók murió enfermo y miserable en una ciudad que se pretende aficionada a las artes… En fin, perdona el rollo, es que este tema vuelve a mí de vez en cuando y justo hoy, con lo de Kodály, me puse a pensar en el asunto nuevamente. Y como es un bar, pues aquí me tienes hablando tonterías…
Bueno, querido amigo, otro abrazo y un brindis por Kodály!
Por supuesto, por supuesto, maestro Joaquín. Pero también ocurre el efecto contrario. Mira las veces que nos han intentado calzar la música de compositores que son del todo mediocres con el ánimo de que se produzca un nuevo milagro en forma de resurrección tipo Bruckner o Mahler. Esto también ha ocurrido hasta que los productores, tras mucho insistir, se dan cuenta de que no cuela. Recuerdo en concreto a un compositor eslavo, al que estuvieron ensalzando machaconamente sólo por el hecho de que una gran figura grabó uno de sus conciertos. Te lo encontrabas hasta en la sopa y por más que escuchabas del mismo, siempre acababas diciendo: ¿Y qué le habrán visto de genial a este tipo? Hoy ha desaparecido del mapa (cosa que tampoco creo que sea buena. Pero todo en su medida).
Creo que la exploración musical debería centrarse más en la música medieval y renacentista. Ahí sí que creo que podemos encontrarnos aún con gratas sorpresas.
Además, qué coño, para eso estoy yo con esta sección de guiños aunque el otro puse a Offenbach… (lo dicho, en este bar, como en todos, sólo se habla de tonterías)
Un abrazo, maestro Joaquín. Y venga ese brindis por Kodály.
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Sí, es verdad. Es que luego de tanto brindis… Mira, te admito algo que sonará a frase hueca: “por algo ocurren las cosas”. Por algo hay músicas y músicos que perduran o reviven, mientras otros se van como flor de un día. Por algo la adhesión del tiempo prefiere a Schubert o Chopin y no a Albrechtsberger o Carl Ditters von Dittersdorf, que en su momento fueron celebrados como inolvidables. Hay una Vox populi que funciona como Vox Dei. Ahí está el ejemplo del eslavo que mencionas (casi que digo el nombre, pero mejor…). En fin, tampoco pretendo que la memoria humana sea un criterio infalible… pero acierta a menudo.
Otra cosa: Com-ple-ta-men-te de acuerdo en la dirección adonde apuntar la exploración musical; en lo personal, hacia allá estoy girando el timón.
Y tú sigue guiñando, ¿eh?, que tu puntería está muy buena. En fin, ¡a la salud de los olvidables y de los inolvidables!